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1683: Carta del rector del colegio jesuita de la Nueva Veracruz.

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Fragmento de la carta que Bernabé de Soto, rector del colegio jesuita de la Nueva Veracruz, envió al padre provincial de la Nueva España con motivo del ataque de los piratas en 1683.

Fragmento de la carta que Bernabé de Soto, rector del colegio jesuita de la Nueva Veracruz, envió al padre provincial de la Nueva España con motivo del ataque de los piratas en 1683.

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El 1 de junio de 1683, el padre Bernabé de Soto, rector del colegio jesuita de la Nueva Veracruz, escribió esta carta donde narró algunas vivencias que tuvo durante del ataque y saqueo de los piratas. La carta tiene de valioso que fue realizada apenas 2 días después que los piratas zarparon de la Isla de Sacrificios, en ella el padre transmite todavía sus dolencias, sus temores, y la urgencia de ayuda ante la precariedad en que estaban.

Un dato novedoso es que el padre informa padecieron un doble saqueo, uno por parte los piratas y el otro de “negros, mulatos, y gente del campo excomulgados”. Seguramente, de aquellos que ingresaron a la ciudad, al trasladarse los piratas a la Isla de Sacrificios. Esto merece un estudio detallado, en caso de encontrar más documentos relacionados.

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Copia de carta de el Padre Bernabe de Soto rector de el Collegio de la Compañia de Jesús de la ciudad de la Nueva Veracruz escrita al padre Bernardo Pardo provincial de esta provincia de la Nueba Hespaña de la dicha compañia su fecha de primero de junio deste año de mill seiscientos, ochenta y tres.

Mi padre provincial Bernardo Pardo

P.C.Xa.

Oy primero de junio, bendito sea dios nos hallamos libres de nuestra dura, y terrible prision, qual ninguno explicara com palabras, es cierto mi Padre Provincial que el azote teniamos mui bien merecido segun teniamos irritada la paciencia de Dios, quiera su divina Magestad apiadarse de todos.= Dia 18 del passado por nuestra desgracia entro el franzes, mas barbaro que los indios mas barbaros de tierra dentro, y mas ynumanos, y sin razon, entraron en el lugar sin hallar en el resistençia, mas que de unos pocos soldados que estaban en el cuerpo de guardia algunos de ellos con una sola carga de polvora, los demas sin ninguna, con que a la primer roçiada se retiraron a el Palaçio, y con esto fueron dueños de la Veracruz, y de todo su thesoro que importa muchos millones, señoreando de todos fueron por las cassas sacando a los vecinos; si alguno salia por si, moria sin remedio, y a mi pareçer el primer dia no llegaron los hombres, y mujeres que murieron a sesenta, passan oy los muertos a sangre fria; a su fiereza barbara, de hambre, sed y espanto en las mugeres que con las pessadas cargas de arina, y vizcocho murieron mas de quatrocientas personas sin mas de mill, y quinientos esclavos que lleva, dejando esto en el todo perdido, y en summa miseria, sin que llegar a la voca, y lo mismo passara por nossotros sino fuera por la cassa de el capitan Fermin de Sasoeta mediante el socorro que le pudo traer el señor don Augustin de Sandoval, y el capitan Minier que nos dieron de comer, y cenar ayer, y en lo que pudieren prometen socorrernos, Dios se los pague: Luego que salte en tierra que fue a las seis de la tarde me dio de limosna el señor don Augustin de Sandoval una camisa que es la que traigo en el cuerpo es cierto que segun el afecto que todo el lugar nos tiene si les hubiera quedado algo fueranos los primeros, pero todos sin exceptuar persona pereçen, y lo mesmo hubiera sucedido al capitan Fermin sino fuera por el socorro de sus hermanos, y ya fuera mui grande el nuestro si tubieramos siquiera un caliz para celebrar en medio de tanta penalidad, yo tengo en la Puebla uno sin consagrar, espero en la piedad del Padre Relator nos lo trocara por uno consagrado para consuelo nuestro, todos quedamos desnudos bendito sea Dios, y quanto havia en el Collegio se llebaron en el primero saco de los Françeses, y el segundo de los que despues de estar el enemigo abordo, y toda la gente en la Isla de sacrificios saquearon los negros, mulatos y gente del campo excomulgados sin dejar en nuestros apossentos cossa de probecho sino es los colchones, todo lo demas llebaron, y quebraron, y despedazaron unos ornamentos viejissimos, ya con ellos celebraramos si hubiera caliz.= Padre mio lo que hemos padecido ni ay palabras con que referirlo ni cabeza porque se anda de flaqueza de hambre, y sed, que ni en el çerco mas estrecho se padeçio semejante. El que alcanzaba unas cortezas de vizcocho de de toda arina se tenia por mui dichosso, y yo como mas merecedor del castigo tube mas penalidad por no tener con que moler el vizcocho.= Lo primero que hicieron estos barbaros françesses fue juntarnos en la plaza, y juntos embocarnos a todos en la yglesia parrochial a donde apenas empie cabiamos vea V.R. que confusion y que infierno, y a todo esto palos, y cintarazos de sus sacrilegas manos, pasamos todo el dia y la noche abrasandonos de sed por ser poca el agua que se traia y a el entrar la botija por ser cada qual el primero se derramaba con que quedabamos voquisecos nadie se acordava de comer, yo estube en ayunas hasta otro dia que me sacaron y en presencia de Lorençillo, uno de los capitanes me incaron de rodillas pidieronme el rescate del colegio y de los sugetos, y respondiendo que todo quanto teniamos quedava en el collegio me pusieron de perro y que heramos la gente mas mala, y codiçiossa del mundo, y que sin remedio haviamos de dar cinquenta mill pesos a esto respondi que yo no tenia que dar instaronme que ofreciera dije que escriviria a V.R. nos embiase quinientos pesos apenas dije esto empezaron a darme en las espaldas tan fieros golpes con un alfanje ancho que de cada quel de ellos me haçia vesar el suelo y acabado esto el sayon me puso el alfanje a la garganta y otro estorbo el corte, con el se huhubieran acabado los trabajos no quiso Dios.= De alli me llebaron a el palaçio donde halle al Padre guardian, y despues el Padre prior de Sancto Domingo que havian pasado los mismos tranzes menos el mal tratamiento que no les llegaron, alli estubimos como en la capilla esperando por oras la muerte porque cada qual que llegava nos queria quitar las vidas, y quando se hacian mas horrorossos era de medio para la noche por emborracharse y quedar sin razon alguna, si es que tenian alguna que perder. Se certifico a V.R. que no ay gente aun de las mas barbaras de las Indias con que compararlos.

A el cabo que tenia recojido algo de lo mucho que tenia la ciudad con toda la plata de las yglesias y joyas que fue una riqueza poderossa, a veinte de los principales nos llevaron a bordo de la capitana donde prosiguio nuestro travajo la demas gente de la çiudad fuera de las españolas llevaron a la isla de Sacrificios en procession con harta ignominia, los mas sin sombreros, los españoles con tercios de arina, y vizcocho, y de esta carga se siguio azotar a unos quantos, y el que no podia andar moria a sus manos. Padre no ay cabeza para esto ni para ponderar las sedes, hambres, y palos que emos padecido. A el padre Castillo se lo llevaron el dia que zarparon, y ya teniamos por cierto lo hecharian en alguna isla desierta, quiso Dios que lo volvieron con un religiosso de San Francisco y el governador desta plaza, con que al presente estamos todos juntos en este collegio sin tener mas que lo que nos embian de en cassa de el capitan Fermin, y algunas tablillejas que nos han traido algunos pobres y algun poco de vizcocho, Dios nos socorra. Los padres procuradores con los quatro o cinco sugetos, que diçen bienen y en todo casso sera bien que V.R. embie luego, luego el avio para que puedan pasar porque aqui ni agua buena ay que darles, ni quien lo fie, ni lo de que se yo como se abendran los padres. Me escrive el señor marques de San Miguel de Aguayo alias don Augustin de Echaberz Zubica dueño de las haciendas de Parras biene el padre Pedro de Echagoyan, y hermano Marcos de Sotomayor, con cinco o seis sugetos, pocos son puede ser ayga mulas no se con que dineros podran pasar Dios lo disponga todo. Los padres y hermanos ban poco a poco alentandose. El padre Palavicino esta bueno librose de palos de malos tratamientos, y el padre Aguilar, todo los demas hemos llevado, y yo mas que todos porque lo mereçia mas que todos. Queda esto en el todo arruinado que jamas bolvera en si, Dios lo remedie. El governador queda presso sus sumos descuidos padecemos todos. La capitana de flota y demas navios determinaron ir ayer a seguir al enemigo, tenemos a la vista cinco o seis que juzgo entraran oy, y esta el lugar acomodado para hazer la feria quiera el señor que las hambres, y mala agua no causen alguna peste que acabe con lo que queda con los que bienen de flota hay que temer. No se olvide V. R. de embiarme un caliz por el que tiene el padre Langarica sin consagrar de sotanas manteos, y sombreros quedamos acomodados de lo demas bendito sea Dios ni un tomin para pan, V.R. dara el modo como hemos de passar, amigos no faltan pero no ay un maravedi. Estando en este punto me diçen buelben los navios y el enemigo libre camina al Pitiguas, con que sin duda entra oy toda la flota en el puerto Dios lo asegure. Mucho travajo he passado mi Padre Provincial desque que sali de tercera probaçion, hambres, desnudeçes riesgos de la vida entre los mas barbaros indios, pero los treçe años del Tizonazo con todos sus desconsuelos no hequivalen a este, aquellos los padecia solo pero estos son mas sensibles, porque los clamores de todos en tanta extrema necesidad en Sacrificios cada uno a sido un quebranto terrible de corazon; alli podia llorar despues de libre en mi aposento me desago (… …). De los pocos sirvientes que teniamos solo falta el negrito que yo compre, llevanse al Padre Prior de San Augustin no se donde lo hecharan, no tubo dicha le hechasen con el padre Castillo, temese de su crueldad no lo hechen en alguna isla desierta donde perezca. Dios nos libre de semejante gente. Despues de esto dicen que son catholicos todos, llevanse el dedo de S. Xavier que a sido sensibilissimo a todos, porque era el remedio de la ciudad, cuidava de la reliquia el padre Palaviçino, no advirtio a desengastarla, no a sido el menor castigo. El capitan Fermin es el mas perdidosso por ser de suma importançia todo el caudal que le llebaron en joyas, y plata que pudiera ser mui creçido caudal de qualquier otro, creo queda arruinado, y no bolvera tam presto, Dios le consuele en la ocassion se ha acreditado de Padre de la Patria, a el y no otro oya Lorencillo, y el solo le ablava con sobrada determinacion, Dios se lo pague por lo mucho que nos ama, oy nos socorre junto con el señor don Augustin de Sandoval que nos dio un poco de chocolate de el que traya para sus hermanos. V.R. se lo agradesca Padre Provincial caliz, caliz por amor de Dios que estamos mui deconsolados, y el decir misa sera nuestro mayor alivio. Todos nos hallamos contritos y con buenos deseos de ser sanctos. Los peligros de muerte an sido grandes fue tanta la maldad de los barbaros que para amedrentarnos un dia despues de su entrada metieron en la yglessia un cajon que dijeron ser de polbora para bolar la yglessia, en que hubo horrendo alarido de hombres, mugeres, y niños con ferborosos actos de contricion, y confissiones, Dios quiera que dure, todos los papeles desparramaron en mi apossento, tengolos juntos para en teniendo cabeza reconoçerlos, no dudo se perderian muchos, y muchos que empaparon en açeite de las botijas que quebraron en mi aposento mis titulos de ordenes y confessar no apareçen quiza los tiraron o despedazaron con otras muchas cosas que despedazaron solo porque no nos aprobecharamos dellas su divina magestad nos asiste y a V.R. nos le guarde para nuestro consuelo. Mi cabeza no esta para escrevir mas disparates en estando mas alertado haremos menuda relacion, Veracruz y junio primero de 1683.

Menor siervo de V.R.

Bernabe de Soto

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Fuente: Archivo General de la Nación, Instituciones Coloniales, Indiferente Virreinal, Caja 3819, Expediente 026, 1 de junio de 1683, 2 fojas.

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1989: Las condesas de Vergara y Malibrán.

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Artículo de Antonio Salazar Paéz sobre las supuestas condesas de Vergara y de Malibrán. Fuepublicado en 1989 en El Siglo de Torreón. Antonio Salazar Paéz fue profesor, periodista y cronista de la ciudad de Veracruz, falleció el 22 de junio de 2010, a los 90 años de edad.

La leyenda de la Condesa de Malibrán, actualmente tiene varias versiones que se han ido escribiendo con el paso de los años, más basadas en la imaginación de quien las escribe que de una comprobada recopilación de la tradición oral y mucho menos, con base en documentación histórica de los protagonistas.

El primero que trato de investigar el lado histórico de la leyenda fue el ingeniero y cronista, Juan José González en la década de 1940, apoyándose en documentos del Archivo Histórico Municipal de la ciudad de Veracruz. Se desconocen con precisión que documentos consultó y la información que contienen, pero su texto tiene varios errores o confusiones. No se tiene el artículo del cronista González pero se localizó este texto de Salazar Paéz,  donde retoma algunos datos de él.

Estas son las imprecisiones:

1.- Juan Malibrán llegó a la Nueva España en 1745. En 1750, de emite la cédula de expulsión de extranjeros que afectó directamente a Juan Malibrán por ser francés y no español.

2.- Juan Malibrán era de nacionalidad francesa, ante el peligro de expulsión tramitó y obtuvo su carta de naturalización en 1758.

3.- Beatriz del Real era española pero nació en la ciudad de Veracruz, no en España. No llegó con Juan Malibrán.

4.- El nombre de la hermana de Beatriz fue María Magdalena. Ella fue quien se casó con Juan Malibrán el 25 de julio de 1757.

5.- Beatriz estaba casada con Lorenzo de Arrinda desde 1751, quedo viuda alrededor de 1766, en 1771 contrajo nupcias con Miguel Laso de la Vega y volvió a quedar viuda en 1795.

6.- Juan Malibrán murió en 1766, María Magdalena del Real en 1778 y Beatriz del Real en 1802.

Como se pude comprobar, Juan José González no escapó de hacer varias suposiciones que a la postre resultaron falsas.

Un dato destacado es que ubica la morada de ambas supuestas condesas, en la calle Esteban Morales. La de la condesa de Vergara en la esquina de Landero y Cos y la de la condesa de Malibrán, entre al av. Independencia y 5 de Mayo, en donde esta actualmente la escuela José Miguel Macias.

El texto tiene algunos saltos en la redacción, posiblemente fue editado para adaptarse al espacio disponible del periódico.

No se comenta sobre la condesa de Vergara, por no tener otras referencias y porque esta serie de notas tratan sobre la condesa de Malibrán.

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Las condesas de Vergara y Malibrán.

Por Antonio Salazar Páez.

Las condesas de Vergara y Malibrán, envueltas en leyendas fantásticas y lujuriosas, fueron españolas muy ricas que, por sus atuendos y joyería, los veracruzanos las llamaron condesas y, al fin devotas, doña María Luisa Martínez, esposa del Caballero de Vergara, y doña Beatriz del Real, esposa de don Juan Malibrán y Bósquez, cuidaron de la parroquia de la Asunción y de la ermita de San Sebastián, respectivamente.

Los esposos de Vergara arribaron a la ciudad amurallada y compraron la casona de la esquina de 9a. de la Playa con la ya para entonces calle de la Condesa, porque al fin comerciante el señor de Vergara abajo, entresuelto para los empleados y amplios salones para residir alegres año de 1800.

El lugar era atractivo e importante, pues al frente estaba la estación del Ferrocarril local, en las contraesquinas Las Proveedurías, el cuartel de lanceros-Pardos y Morenos, y la comandancia general de Marina. A los pocos años compró terrenos en el Norte, hasta Punta Gorda, y erigió una hermosa casa que le pusieron Palacio de Vergara, a donde solían pasear, pues las grandes fiestas las realizaban en su casa de la ciudad.

El caballero hispano murió en un accidente y María Luisa vendió el palaceta urbano a don José Mirón y Mosquera y se refugió en la heredad campirana. En 1877 la viuda de Mosquera la entregó en sucesión a Justino Ramón de Velasco, y éste a José Valeriano, y según don Octaviano García Fernández, oficial mayor del Registro Público de la Propiedad, la dio en la misma forma Valeriano a José Luis de la Pedroza Sainz Calde- (sic) Joaquín Tiburco Rodríguez que la vieja ncasa (sic) se convirtió en un patio de vecindad que en 1975 compró don Antonio Exsome Nahum a Tomás de la Pedroza del Valle y la obsequió al ayuntamiento a través de la Dra. Lilia Berthley, que pensaba instalar allí la Casa de la Cultura.

Fue en la administración del Lic. Adalberto Tejeda Patraca, que se trasladaron las 33 familias que había allí desde hacía 50 años, al edificio de Altamirano, para que la casona solariega se convirtiera ahora en Biblioteca y Archivo.

Fueron los cultos amigos C.P. Francisco Broissin Abdalá y, por su parte, el historiador Anselmo Mancisidor Ortiz, los que hicieron dos leyendas de la Condesa de Vergara, con tanta imaginación, que dicen los ancianos que en las noches de luna llegaron a ver a la bella mujer subir por las escaleras y deslizarse por los corredores.

Tanta imaginación puso Mancisidor en esta leyenda, que una ocasión que estábamos en el Café Parroquia el general Heriberto Jara Corona, don Anselmo y el que esto escribe, y en otra mesa el general Modesto A. Guinart, éste le mandó un sobre al segundo con hojas de mariguana y el siguiente mensaje: fúmatelas, amigo, para que hagas más leyendas”.

De los esposos de Vergara, sólo por oídas y referencias; en cambio, todo lo que podemos afirmar de la Condesa de Malibrán lo apoyamos con bibliografía y lo que escribió el cronista Juan José González. En el archivo general de Indias hay un extenso legajo.

Corría el año de 1750 cuando arribaron a San Juan de Ulúa y luego a tierra firme y acaudalado español Juan de Malibrán y Bósquez con las hermanas Regina y Beatriz del Real, y se establecieron en una casa que estaba en donde funciona la escuela José Miguel Macías. La belleza y figura de las mujeres destacaba en la calle de las Damas (5 de Mayo) y al poco tiempo las llamaron condesas, por eso a la calle Esteban Morales se le llamó de la Condesa. En 1761 compró el caballero De Malibrán terrenos alrededor a la Ciénega de la Hormiga, cercana al Colegio Cristóbal Colón e hizo su palacete en el sitio donde funciona la agencia Datsun. Las tierras eran del capitán Andrés Bercera, quien las obtuvo al morir Antonio del Castillo en 1730, mismo que las recibió del virrey marqués de Casa Fuerte, en pago de las casas que le demolieron porque estorbaban al tiro de los baluartes. La casona se llamó Hacienda de Malibrán, con hornos de cal y ladrillo y una represa que aprovechaba el agua de la laguna y conectaba con la laguna de los Cocos. Los ganados pastaban hasta la Boticaria y Boca del Río, en cuya margen de la corriente existe un paredón que recuerda un trapiche de los Betlemitas y que De Malibrán convirtió en criadero de toretes para la lidia en Veracruz y que se le conoció como Hacienda de San José Novillero.

No hay documentos que señalen si De Malibrán y Regina regresaron a España o murieron, pues como dice el Ing. González, hasta 1797 se habla de que doña Beatriz, como propietaria de las haciendas, pidió al virrey, porque no le hacían caso las autoridades, que le pagaran las ruedas de su volanta y los perjuicios del desbordamiento de la presa, y se quejaba amargamente de que al fin viuda –lo que quiere decir que fue esposa de De Malibrán- se aprovechaban de su debilidad. Era tan devota de San Sebastián, que el cura párroco le encargó la iglesia.

Al morir a principio de 1800 se precipitaron sobre la casona los buscadores de tesoros y sólo hallaron esqueletos, que eran de los varios heridos que se refugiaran en la hacienda al escapar de los ataques a la Casa de Francisco de la Mata-Casamata por ignorancia el vecindario la calificó de prostituta y, al fin siglo de las consejas la consideraron una diablesa, que conjuró un cura del Santo Cristo.

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Fuente: Salazar Paéz, Antonio, “Las condesas de Vergara y Malibrán.” El Siglo de Torreon,  22 de enero de 1989, p. 74.

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Notas relacionadas:


1802: Acta de defunción de Beatriz del Real.

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Encabezado del acta de defunción de Beatriz del Real.

Encabezado del acta de defunción de Beatriz del Real.

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Beatriz del Real fue sepultada el 15 de septiembre de 1802 en la entrada de la capilla del Santo Cristo del Buen Viaje, según su acta de defunción. Beatriz es el personaje que en la primera mitad del siglo XIX provocó una leyenda en la ciudad de Veracruz. En 1861 quedo registrada por primera vez en la novela La Coqueta de  Nicolás Pizarro y ya en el siglo XX se le impuso el fantasioso título de “Condesa de Malibrán”.

Este documento da a conocer dos aspectos de su vida que desarticulan parte de la leyenda:

Imposibilidad de tener hijos. Ella declaró que tuvo cuatro con su primer esposo entre 1751 y 1766. No se sabe si murieron pequeños o siendo adultos. Es cierto que en su segundo matrimonio no tuvo ninguno, posiblemente se debió a su edad. Suponiendo que se hubiera casado de 15-20 años en 1751, al momento de su segundo matrimonio  en 1771, tendría mínimo unos 35-40 años, ya cerca de su ocaso reproductivo. Además que en esa época no era  extraño que un matrimonio no tuviera hijos o que estos se murieran pequeños, como lo constatan muchas actas.

Alejada de la religión. Perteneció a la Tercera Orden de San Francisco y a 7 cofradías y archicofradías de la ciudad.

 Por otro lado, hay dos datos que destacar: 1.- El documento da con precisión el sitio de su entierro y que por su ubicación es muy posible aún se encuentre en ese sitio: la entrada de la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje. 2.- Pizarro narra que el padre Burgos fue el que enfrento al espectro de Beatriz y que gracias a ello cesaron sus apariciones, en este documento aparece como uno de sus albaceas. El padre Burgos estuvo a cargo de la capilla desde cuando menos mediados de la década de 1880 hasta fecha posterior a 1808.

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Doña Beatriz del Real.

En la ciudad de la Nueva Veracruz en quince de septiembre de mil ochocientos dos do D. Ygnacio Ramon Palao, cura por S. M. de esta yglesia parroquial titulo la Asumpcion de Nuestra Señora, di sepultura eclesiastica en el cementerio de la capilla del Señor del Buen Viaje al cuerpo de Da. Beatriz del Real, quien a los once dias de diciembre del año pasado de mil setecientos noventa y ocho por ante D. Jose Ramon de Betancurt escribano por S. M. de Real Tribunal del Consulado otorgó su testamento y por D. Jose Maria Cardena  escribano real, a trece dias del mes corriente i un cobdicilo referente al mismo testamento, en que haviendo hecho la ordinaria protestacion de Nuestra Santa Fe Catholica, declaro su naturaleza y padres, y mando que en falleciendo se amortajase su cuerpo con avito y cuerda de N. S. P. S. Francisco de avito venerable orden tercero de penitencia era hermana profesa, como tambien de la Archicofradia del Santisimo Sacramento de la del Patriarca Señor S. Jose, de la del Santo Entierro de Christo y Soledad de Maria, cita las tres en la Yglesia Parroquial, de la Archicofradia de Nuestra Señora del Rosario, de la cofradia de Nuestro Padre Jesus Nazareno, ambas en el convento de Predicadores, de la cofradia de la Pura y Limpia Concepcion , en el convento de la Merced, y de Nuestra Señora del Carmen.= Asi mismo mando que luego que falleciese, se depositase su cadaver en la capilla del hospital de Nuestra Señora de Loreto delante del altar que hai en ella dedicado a Nuestra Señora del Carmen sin mas pompa que quatro velas de a libra que alumbrasen su cadaver, el que a las veinte y quatro horas de ser yerto fuese conducido a la capilla del Santo Christo del Buen Viage, con solo la cruz, el señor cura de capa y dos acompañados, sin esquilas en el doble, ni otras demostraciones de luxo, en cuyo cementerio, inmediato al ultimo escalon por donde se sube a la expresada capilla por su puerta principal, se le diese sepultura, lo que si se efectuara de mañana era su voluntad se le dijese en dicha capilla una misa de cuerpo presente con su vigilia ofrendada y si por la tarde, se celebrase al siguiente dia en la misma capilla.= A las mandas forzosas acostumbradas ordeno se diesen de limosna dos reales a cada una.= Declaro que por el año pasado de mil setecientos cinquenta y uno contrajo matrimonio con D. Lorenzo de Arrinda, ayudante mayor que fue del reximiento de la corona de cuyo matrimonio, aunque tuvo quatro hijos todos fallecieron como tambien el expresado D. Lorenzo.= Asi mismo declaro que a los cinco de mayo del año pasado de mil setecientos setenta y uno volvio a contraer matrimonio con D. Miguel Laso de la Vega; ya difunto, de cuyo maridable congreso no hubo ni procreo hijo alguno.= Nombro por sus albaceas y tenedores de bienes a Da. Maria Josefa Malibran su sobrina, al Br. D. Estevan Antonio de Burgos y a D. Juan Bautista Lobo, todos de mancomun, y no in solidum.= (…)n el remanente que quedase liquido de sus bienes, deudos derechos y acciones, respecto a no tener heredero forzoso ascendiente ni descendiente que conforme a derecho la debiese heredar, mando a sus alvaceas que su liquido lo impusiesen a reditos, y con estos acudiesen a Da. Maria Josefa Malibran su sobrina, a su subsistencia y despues de su muerte redimiesen dicho principal, y lo distribuyesen por iguales partes entre las parientas pobres de primero y segundo grado y no otras que aparescan respectivas a su linage, y por falta de estas entre aquellas de igual necesidad que resulten por linea de su difunto esposo D. Miguel Laso de la Vega, por lo que dexaba hecha la institucion de heredero. Revoco y anulo otras qualesquiera disposiciones que antes huviese otorgado : recibio los sacramentos de penitencia, viaticos y estremauncion : y lo firme.

Ramon Palao.

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Fuente: “México, Veracruz, registros parroquiales y diocesanos, 1590-1978,” database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1951-20920-16318-17?cc=1883382 : accessed 6 June 2016), Veracruz > Nuestra Señora de la Asunción > Defunciones 1800-1809 > image 166 of 576; parroquias Católicas, Veracruz (Catholic Church parishes, Veracruz).

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Notas relacionadas:


1861: La tradición de Malibrán.

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Ruinas de Malibrán en 1847, durante la invasión estadounidense. Grabado hecho en base a un dibujo de George C. Furber.

Ruinas de Malibrán en 1847, durante la invasión estadounidense. Grabado hecho en base a un dibujo de George C. Furber.

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En 1861, Nicolás Pizarro Suárez incluyó la leyenda de Beatriz del Real en la novela “La Coqueta”, esta versión es la más antigua que se conoce y presenta características que la diferencian de las versiones publicadas en el siglo XX. El texto que se reproduce se tomó de la edición de 1982.

Primero conviene hacer los siguientes comentarios:

Esta es la primera vez que la leyenda aparece en algún escrito conocido. Pizarro rescató la leyenda de la mano del capitán Sebastián I. Campos:

“… el venerable Pizarro Suárez, mi compañero en los paseos á las ruinas de Malibrán, cuya leyenda tradicional, la de Da. Beatriz del Real, le agradó tanto, que después, en su bonita novela La Coqueta, la hizo figurar en dos ó tres capítulos en los cuales colaboré…” (1)

La leyenda está incluida en una novela por lo tanto el autor se tomó la libertad de narrarla como lo requería, sin la obligación de transmitirla tal como la escucho, ni de quien lo hizo y mucho menos de investigar la veracidad de los datos.

El autor solo se refiere a la leyenda como “La tradición de Malibrán” y al personaje central no le atribuye ningún título nobiliario, por otro lado, la narración  contiene  varios datos, que aunque distorsionados, se pueden relacionar con la historia real de los personajes nombrados.

 Temporalidad. De entrada la ubica a principios del siglo XVIII o alrededor de 1700, aunque da la impresión que el autor solo tuvo la intención de ubicar el hecho narrado en un tiempo lejano a su momento, como una manera  de marcar distancia, no  establecer una época precisa. Algunos autores del siglo XX y actuales, han tomado este dato como real; incluso a uno que otro le ha servido como pretexto para hacer contemporánea a Beatriz del Real y su hacienda con Lorencillo y el ataque de 1683. Nada más falso. La etapa adulta de Beatriz del Real transcurrió durante la segunda mitad del siglo XVIII y falleció en 1802. El autor señala que las apariciones dejaron de suceder y por lo tanto, poco a poco se fue olvidando. Lo que explica que tan solo unos 50 años después, ya se había olvidado su temporalidad.

Título nobiliario. En ningún momento, el autor relaciona al personaje con un título nobiliario, solo apunta una vaga e incierta creencia de que “descendía por línea transversal de los reyes de España”. Esto, seguramente, avivo la imaginación y popularmente se le atribuyó el título nobiliario que le daría mayor alcurnia al personaje. Esto sin duda se conjugó con que se aseguraba había tenido su casa habitación en la calle llamada “Condesa”, así que es de suponerse que no se tardó en relacionar uno con lo otro, resultando la creencia de que el nombre de la calle se había puesto por el título de Beatriz. Un supuesto falso, porque el nombre de la calle ya existía, por lo tanto, fue del nombre de la calle de donde se tomó lo de “condesa” y no al revés.  A principios del siglo XX se le atribuía tanto el título de “Condesa” como “Marquesa”, y que puede presumirse, que ya avanzado el siglo XX, es cuando empieza a predominar lo de “condesa” y además, se hace al título  el nombre de su hacienda: “Condesa de Malibrán”.

Matrimonio. Beatriz del Real no estuvo casada con Juan Malibrán. Beatriz se casó en 1751 con Lorenzo de Arrinda, alrededor de 1766 quedo viuda, se volvió a casar en 1771 con Miguel Laso de la Vega, y en 1795 quedo viuda, nuevamente. La que contrajo matrimonio con Juan Malibrán fue su hermana María Magdalena, el 5 de julio de 1757. Juan murió en 1766. Como dato curioso, Pizarro puso el nombre de Magdalena a la protagonista de su novela y la hacía descendiente de Beatriz. ¿Coincidencia o el autor conocía el nombre de la hermana de Beatriz?

Esterilidad y brujería. No se menciona la esterilidad de doña Beatriz. Ni se le relaciona con brujas o la brujería.

Los pecados. Solo se le atribuye la crueldad con sus esclavos, su gusto por la fiesta y por ser “de costumbres no muy rígidas”

El padre Burgos. El autor especifica que las apariciones de Beatriz duraron varias generaciones, hasta la llegada del padre Burgos a la capilla del Santo Cristo. El padre Esteban Antonio de Burgos llego como teniente de cura de la capilla en 1786. Evidentemente, hay un error en la cronología de la leyenda narrada por Pizarro, ya que Beatriz murió hasta 1802, así que difícilmente podría ser un fantasma en 1786.

El padre estuvo muchos años a cargo de la capilla, el ultima documento localizado firmado por él es del 30 de diciembre de 1808, pero no se sabe cuándo dejó la capilla. La firma está muy temblorosa lo que denota edad avanzada. Por lo tanto, si sucedió el encuentro entre el padre Burgos y el fantasma de Beatriz debió ser a los pocos años de su fallecimiento y no varias generaciones después.

Beatriz y el padre Burgos se conocieron y tuvieron cierto trato cercano, hasta el punto que ella lo nombró como uno de sus albaceas.

Por último, hay que destacar que los tres personajes mencionados en el relato son reales, solo hay diferencia en su temporalidad, que se pueden entender a partir de la misma explicación que ofrece el autor: “no volvió a verse la terrible aparición, y poco a poco fue perdiéndose el recuerdo de doña Beatriz del Real…”

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LA TRADICIÓN DE MALIBRÁN.

Debemos anteponer para las personas que no conozcan la población de Veracruz, y el desarrollo notable de inteligencia que muestran los negros y los descendientes de éstos en la costa, que nada es tan común como oír aun entre individuos de la última clase del pueblo, alguna conversación bien seguida, con frases adecuadas, que atraen la atención del viajero, principalmente por la propiedad de las voces y su acentuación del todo castiza.

Francisco, que pasaba una gran parte del día en el café dedicado a la charla, era todavía más notable por cierto talento imitativo y de asimilación, en virtud del cual se apropiaba desde luego aquellas expresiones que le parecían de grande efecto, repitiéndolas con cierto magisterio cómico.

Tomando en esta vez el aire de suficiencia con que acostumbraba hacer sus relatos ante el auditorio de cargadores y guardafierros que de continuo le rodeaba en el café, comenzó así su relación:

-La historia de que voy a ocuparme es larga y antigua.

Andrés se sonrió sin interrumpirle, y el criado continuó como si leyera en sentido histórico.

-Hace unos ciento cincuenta años, según me han referido algunas personas de edad muy avanzada, vivía extramuros de esta ciudad doña Beatriz del Real, casada con un señor Malibrán; ambos eran sumamente ricos y de tan elevada alcurnia, que se ha creído que la señora descendía por línea transversal de los reyes de España. Poseían un magnífico castillo a una media legua de aquí, hacia el Sur; al lado del castillo tenían habitaciones para muchos esclavos, y los edificios necesarios para varios trabajos en gran escala que había sistemados, cercado todo por un extenso valladar, que además encerraba un jardín delicioso. De estos objetos no existen ahora más que ruinas imponentes y todavía espaciosas, a pesar del abandono absoluto en que han estado por espacio de un siglo, que permiten conjeturar lo que fueron.

-¿Esas ruinas son la que se divisan más allá de la Laguna de los Cocos, abajo de Casa Mata? –preguntó el joven.

-Exactamente, y llevan el nombre de Malibrán, único recuerdo que queda del marido de doña Beatriz, tal vez porque murió con mucha anticipación respecto de ésta, o acaso por la importancia que gozaba la castellana, quien recibía la primera visita de los virreyes con los que seguía después en correspondencia epistolar.

La tradición cuenta que doña Beatriz era hermosísima, cruel hasta el extremo con sus numerosos esclavos, y de costumbres no muy rígidas. Señora de horca y cuchillo, ella misma ejercía la justicia entre sus súbditos, sin que nadie osase indagar lo que pasaba en el interior del castillo, ni menos moderar su crueldad. No es de extrañarse que con tan duro despotismo, su servidumbre fuese humilde, quieta y laboriosa, y que acrecentase día a día el caudal de la señora.

Diariamente se le veía al caer la tarde atravesar la llanura, y luego las calles de la ciudad, en un carruaje tirado de fogosos caballos. Al oír el ruido, que no podía equivocarse con el de otro carruaje, pues entonces no existía sino el suyo, las madres hacían la señal de la cruz sobre sus hijos, porque era general la creencia que había de que estaba condenada en vida.

El coche se detenía en la calle de la Playa en una casa que tiene el frente hacia los almacenes de artillería, que eran también de doña Beatriz, y que como la de extramuros se halla en ruinas. Permanecía en ella hasta la media noche, en una sociedad de nobles de ambos sexos y ricos mercaderes, que se abandonaban a toda clase de satisfacciones, inclusas las prohibidas. Se bebía, se jugaba, se galanteaba, y terminada la tertulia regresaba doña Beatriz haciendo sentir el ruido de su coche en lo más hondo de la envidia de los dormidos habitantes, que se sobresaltaban con aquel ruido mientras no llegaron a acostumbrarse; pasaba por la puerta de Merced, que ya encontraba abierta, apagándose poco a poco el rumor según que iba avanzando sobre la arena y césped que cubren la llanura.

Así vivió por largos años, sin que en todos ellos se supiese que tuviera alguna vez clemencia con sus esclavos, tratándolos con sumo rigor hasta su muerte, siendo tan implacable con ellos que, según he oído decir, dejó un fuerte legado para que se emplease en cadenas, a fin de sujetar a los que quisiesen rebelarse. Razón fue ésta, y muy poderosa a mi juicio, para que en la primera noche después de enterrada viniese a penar.

-¿A penar, y tan pronto?

-Sí, señor amo; esa noche comenzó a oírse de nuevo el ruido del coche de doña Beatríz, sólo que desde entonces venía a las doce, precedido de un esplendor como de fuego en dirección de Malibrán, que se iba aumentando conforme se acercaba el coche a la ciudad, a la que entraba como siempre por la puerta de Merced, precediéndoles dos enormes perros negros que venían despejando el campo, gracias al fuego que arrojaban por ojos y boca. La comitiva dejaba a su paso un olor de azufre con la particularidad de que para poder distinguirla de doña Beatriz toda envuelta en llamas por supuesto, era preciso estar con gran atención esperándola, precisamente a la hora en que daba la primera campanada de las doce, en el reloj de la parroquia, que era la misma iglesia de la Merced que hoy se ha desplomado. Después de este momento ya no era visible.

El coche llegaba hasta su antigua casa que estaba desierta, pero se abría la puerta del zaguán por sí sola iluminándose los aposentos; volvía a cerrarse la puerta inmediatamente, de manera que lo único que podía distinguirse desde la calle eran las parejas que se ponían a bailar la zepirupa.

-¿Y quiénes bailaban? –preguntó Andrés conteniendo la risa.

-Los diablos seguramente, u otros condenados en compañía de doña Beatriz.

-¿Y qué tanto duraba ese sarao?

-Media hora solamente, era el tiempo en que se lograba oírse el son de una música.

-Que sería infernal.

-No, señor amo; porque se repetía lo mismo que había hecho doña Beatriz en vida; se oía también el ruido del oro, porque había juego, y algunos llegaron a ver fantasmas abrazados uno del otro que se estrechaban amorosamente, y en medio de la danza se daban unos horribles besos que resonaban estrepitosamente.

Concluido el baile, doña Beatriz se volvía a su castillo con el mismo infernal acompañamiento, y apenas entraba en Malibrán, comenzaba a oírse ayes y quejidos lastimeros, y el chasquido de los latigazos, que en aquella hora recibían los esclavos acompañado todo con ruidos espantosos de grillos y cadenas que se arrastraban por el suelo. Esto duraba hasta el primer canto del gallo.

-¿Pero quién oía eso? –se atrevió a objetar Andrés.

-¿Quién había de ser?, los habitantes de las vecinas rancherías, y algunos traficantes que pasaban por Malibrán en la madrugada.

Así las cosas, corrían los años transmitiéndose la historia de la aparición de unas generaciones a otras, hasta que pasó a residir extramuros un sacerdote a quien le fue encomendada la capilla del Cristo del Buen Viaje, y a quien inmediatamente le impusieron de lo que ocurría, suplicándole que como sacerdote hiciera cuanto estuviese a su alcance para desterrar aquella terrible aparición. El sacerdote, conocido con el nombre del padre burgos, dícese que después de haberse preparado convenientemente para atacar a los espíritus malignos, rodeándose de los santos óleos y de reliquias que había en la iglesia, dejó que pasase a la ciudad una noche el infernal carruaje, yendo en seguida enteramente solo a tomar asiento en el puente del Tenoya, lugar por donde precisamente tenía que pasar doña Beatriz, a la hora en que regresaba el carruaje, y cuando le vio salir de la ciudad, empuñó en una mano los óleos sagrados y en la otra un crucifijo pequeño que llevaba a prevención, y a la distancia conveniente, sin amedrentarse por el extraño espectáculo que se presentó a su vista, dirigió la palabra a doña Beatriz mandándole que en el nombre del Salvador de los hombres, le dijese el motivo que la precisaba a volver a este mundo, del que hacía tiempo había salido. Doña Beatriz le contestó con voz doliente y cavernosa, que sólo por permisión divina se veía obligada a abandonar su sepulcro, con objeto de compurgar los grandes pecados que había cometido, representando las escenas que en vida formaban todo su placer, y que ahora sólo le servían de pena y mortificación; que esto duraría aún muchísimo tiempo, si por su buena suerte no se hubiese movido el mismo padre a arrostrar con tan grande valor el peligro de habérselas con los espíritus infernales que la atormentaban; y que supuesto que estaba elegido por Dios para hacer que cesasen los dolores y tormentos que sufría, le rogaba que fuese a su casa de Malibrán, y en un extremo del segundo patio, hacia la izquierda, cavase la tierra y extrajese una cantidad de dinero que había allí enterrada, y que con ella ofreciese muchas veces el sacrificio de la misa, aplicándolo a su alma, y haciendo otras obras piadosas para que ella lograse, si era posible, algún alivio. Prometió hacerlo así el padre Burgos, y desde luego el carruaje y su comitiva desaparecieron súbitamente con un  trueno espantoso, dejando asombrado al padre, quien cayó en un repentino desmayo, encontrándose cuando volvió en sí, en su cama, rodeado de sus feligreses, quienes le dijeron que lo habían levantado del puente creyéndole muerto.

Probablemente el padre Burgos cumplió el encargo, pues desde aquel día no volvió a verse la terrible aparición, y poco a poco fue perdiéndose el recuerdo de doña Beatriz del Real, entre los moradores de extramuros, y los de la ciudad, hasta nuestros días, en que uno que otro suele hacer memoria de esos sucesos.

*

Fuente de texto: Pizarro Suárez, Nicolás, La Coqueta, México: Premia Editora, 1982, pp. 22-26

Fuente de grabado: Furber, George C., The twelve months volunteer, or, Journal of a private, in the Tennessee regiment of cavalry, in the campaign, in Mexico, 1846-7, Cincinnati: J. A. & U. P. James, 1850, p. 530

*

Referencia:

(1) Campos, Sebastián I., Recuerdos históricos de la ciudad de Veracruz y Costa de Sotavento del estado durante las campañas de “tres años,””la intervención” y el “imperio,” México: Oficina tip. de la Secretaría de fomento, 1895, p.24

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Notas relacionadas:

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1909: La marquesa de Malibrán.

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Carruaje tirado por 4 caballos, medio de transporte de Beatriz el Real, según el autor; pero Beatriz utilizaba una volanta, según documentos de la época.

Carruaje tirado por 4 caballos, medio de transporte de Beatriz el Real, según el autor; pero Beatriz utilizaba una volanta, según documentos de la época.

*

El 1 de mayo de 1909, el periódico La Opinión de la ciudad de Jalapa, publicó la leyenda de Beatriz del Real  en la composición poética titulada “Veracruz viejo” firmado por el seudónimo “Creelman”.

Esta versión es muy distinta a todas las conocidas, porque a la protagonista se le hace dueña de la noche, con viajes nocturnos a la ciudad pero sin especificar cuál era el motivo, todo lo deja a la imaginación del lector. No recurre a descripciones de su crueldad, no la relaciona con brujería, no señala su gusto por las fiestas o su actividad sexual. Todo lo deja en el misterio. Apenas insinúa que pasaban cosas raras en las noches veracruzanas.

La Beatriz del Real que dibuja con su narración es una persona en vida y no un fantasma.

¿Condesa o marquesa? Otra novedad es el uso del título nobiliario de “Marquesa” y no el de “condesa”, con el que se conoce actualmente y que también, era usado a principios del siglo XX.

En 1945, Francisco Broissin Abdalá en su relato “Un amor de doña Beatriz del Real” (1) también le obsequio el título de “marquesa”, junto con el de condesa. Lo mismo hace Roberto Williams en 1993. (2)

¿Por qué predominó el título de condesa? Seguramente, por el nombre antiguo de la calle Esteban Morales, que era precisamente el de “Condesa”.

El autor. El seudónimo “Creelman” fue usado por el licenciado Saúl Ortiz.  Rafael Domínguez en 1946 expone su personalidad en estas palabras:

“¿Y este otro, el Lic. Saúl Ortiz? Más que como abogado hay que juzgarlo como literato. Nadie podrá olvidar aquellos artículos jocosos, llenos de sal, de gracia, de exquisito donaire que, con el seudónimo, de Creelman, publicaba semanariamente en El Dictamen. Y, como escribía, hablaba. Su charla era amenísima, festiva, deliciosa. Siempre llevaba a flor de labio algún cuento, algún calambour, algún chiste picante.” (3)

*

Veracruz viejo

 

Ené Veracruz en un tiempo

noble y poderosa villa

bautizada por un Grande

con nombre de Villa Rica;

y en Verdad que así lo era

y tenida en alta estima,

pues siempre fué de abolengo

y de nombre sin mancilla.

Aquella ciudad escueta

que la leyenda nos pinta,

con sus paredes negruzcas

que desprenden la caliza;

aquella ciudad pequeña

de murallas circuida,

que era muy triste de noche

y muy alegre de día.

Cuando cerraba sus puertas

á las horas de consigna,

mil cosas allí ocurrieron

de las que jamás se olvidan….

Veracruz era un poema

de las doce para arriba;

¡qué de rarezas pasaban!

qué de tristezas se oían!

………………………………..

A las once todo el mundo

en sus casas se encerraba,

y por murallas y fuertes

los centinelas paseaban…..

Cualquier tranquilo viajante

que en hora muy avanzada

de la noche, y en silencio

hasta Veracruz llegaba,

era recibido siempre

por aquella voz bien clara

que de los fuertes salía

y en la soledad vibraba;

era el grito acostumbrado

tradicional de “quien pasa”

que detenía al caminante,

y bien claro le mostraba

que allí terminaba el viaje

donde el sigilo empezara.

Tan solo cuenta la historia,

que á la ciudad penetraba

persona de gran renombre

y no desmentida fama.

Noche á noche, sin descanso,

cuando las once sonaban

en el reloj de la iglesia

sucedían escenas raras….

Una elegante carroza

por cuatro jacas tiraba

y corriendo á todo escape,

á Veracruz se acercaba,

llevando así tan de prisa

á dama de nombre y fama,

señora de horca y cuchillo

en cien leguas renombrada;

Doña Beatriz del Real era,

de estirpe noble y preclara,

Marquesa de Malibrán

con títulos agraciada,

que según la tradición

ha luengos años se pasa

yendo a Veracruz de noche

sin conocerse la causa.

Y en noches de temporal

cuando el viento se desata

y despedaza vidrieras

y destroza las ventanas,

y nadie á salir se atreve

ni un momento de su casa,

la leyenda nos describe

lo que no obstante pasaba.

En los furores del viento

que las casas amenaza,

muy de lejos se percibe

de un carruaje la rodada.

Jamás intentan las gentes,

según la historia relata,

siquiera entreabrir las puertas

para ver que es lo que pasa :

saben que es doña Beatriz,

señora de corte y casa,

á quien ninguno conoce

y de la que todos hablan,

y que en Malibran ostenta

un palacio por morada,

luciendo esquisito gusto

digno de tan regio alcazar.

Sobre pequeña colina

que á distancia se levanta,

erguido con gallardía

el palacio se destaca…..

El exterior es bien triste

y la ruina le amenaza;

cuatro paredones viejos

saliendo de entre las ramas;

pero á pesar de que el tiempo

todo lo destruye y mata,

le ha quedado siempre un sello

con su grandeza (…)ata

(…)ie el interi(…)e

(…) secreto (…) da

sin embargo no faltó

quien á sus puerta llegara

y por tanto descubriera

lo que el palacio encerraba.

Grandes patios, escaleras,

antepechos, balaustradas,

espaciosos corredores

circundados de pilastras;

mil artísticas figuras

en jaspes y porcelanas,

y bien acabados grupos

de mármoles de Carrara;

grandes y ostentosas puertas

con metales adornadas

llevando todas al frente

el escudo de la casa.

Toco con lujo, riqueza,

y elegancia refinada,

demostrando sin reparo

la nobleza de la dama.

Estaba tan rica joya

además muy bien guardada

por infinidad de esclavos

de triste y austera traza;

estos eran vigilantes

que cuidaban las espaldas

á la señora Marqueza

cuando á Veracruz llegaba.

Formaban largo cortejo

siguiendo en pos de la dama,

con lo que no permitían

que ninguno se acercara….

Iban silenciosos, mudos,

siguiendo á paso de carga

muy de cerca la carroza

por cuatro jacas tirada.

¿A qué iba la Marquesa?

inquirirlo nadie osaba,

la tradición solamente

lo transcrito nos relata,

pues en esta Heroica Villa

en aquel siglo, pasaban

infinidad de sucesos

y de no pocas hazañas.

Aquella ciudad escueta

de murallas rodeada,

muchos misterios tenía

¡muchos horrores guardaba!

………………………..

Aún existe todavía

una estrecha callejuela

que todo el mundo conoce

y bien su nombre recuerda;

de la “Inquisición” le llaman,

y lo que tal nombre expresa

es que el “Tribunal” más “Santo”

en un tiempo allí estuviera.

Dando frente al callejón

hay una casa muy vieja,

ruinosa y de mal aspecto

que la tradición conserva;

esa casa, es bien sabido,

y así los antiguos cuentan,

dependencia de los frailes

de Santo Domingo era.

Solo al recordar la gente

lo que allí pasaba, tiembla

pensando en aquellos tiempos

cuyo recuerdo amedrenta.

En el fondo de la casa

hay una obscura galera

que ha sido múltiples veces

teatro de tristes escenas;

allí perdieron la vida

personas buenas y quietas

sobre las que, por herejes

pesaba horrible condena,

la cual quedaba cumplida

con tan singular fiereza

que no hay ejemplo en la historia

con que igualar tales penas.

En tribunal tan infeno

no se escuchaban las quejas,

se aplicaba el cruel tormento

desoyendo toda oferta.

Queda por tanto el recuerdo

y la memoria tan fresca

que aún con recelo miran

esa vetusta calleja….

Hoy Veracruz ha cambiado,

no es ya la ciudad escueta

y poco á poco va siendo

una población moderna.

Sin embargo, lo pasado

no se olvida, dejó huellas,

y todo el pueblo conoce

sus viejísimas leyendas;

las que fueron hace siglos

en Villa Rica muy ciertas,

y de las que ahora solo

vagos recuerdos nos quedan.

 

CREELMAN.

*

Fuente de texto: “Veracruz viejo”, La Opinión, 1 de mayo de 1909, pp. 2-3

*

Referencias:

(1) Illescas, Francisco R, Escritores veracruzanas: reseña biográphico-antológica, México : Imprenta Veracruz, 1945, pp. 654-659

(2) Williams García, Roberto, ¡Arriba mi heroica tierra de ensoñación!, en Dos ensayos sobre la ciudad de Veracruz, Veracruz : Gobierno del Estado de Veracruz, Instituto Veracruzano de Cultura, 1993, p. 33

(3) Domínguez, Rafael, Veracruz en el ensueño y el recuerdo: apuntes de la vida jarocha, Editorial Bolívar, 1946, p. 53.

***

Notas relacionadas:


La Condesa de Malibrán: Entre la leyenda y la historia.

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*

(en proceso)

Beatriz del Real fue una mujer veracruzana que vivió desde aproximadamente la década de 1730 hasta 1802, y que en la primera mitad del siglo XIX, generó una leyenda popular.

En 1861, por primera vez quedo documentada en la novela “La Coqueta” de Nicolás Pizarro. En el siglo XX, se publicaron varias versiones que oscilaban entre lo que el pueblo transmitía de manera oral y la fantasía de cada autor. Al paso de los años, la imaginación popular fue exagerando algunas características de los personajes, con tal de darle “sabor” a la leyenda, entre las exageraciones fue atribuirle un título nobiliario, así que algunos le concedieron el de “Condesa” y otros el de “Marquesa”.

El primero que trato de conciliar la historia real del Beatriz del Real con la leyenda fue el ingeniero y cronista de la ciudad, Juan José González, que en 1943 publicó los datos encontrados en documentos del Archivo Histórico de la ciudad de Veracruz. Aunque no escapo de hacer algunos supuestos que han resultado falsos, al localizarse otros documentos en el archivo de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, en el Archivo General de la Nación y el Archivo General de Indias.

Esta serie de notas trata de presentar la historia documentada de los personajes y los lugares citados en la leyenda, así como las versiones de la leyenda y algunos de los documentos históricos, relacionados a Beatriz del Real.

***

1.- Biografía de Beatriz del Real

2.- Biografía de Juan Malibrán.

3.- Historia del rancho de Malibrán.

4.- ¿Marquesa o Condesa de Malibrán?

5.- Leyendas de Beatriz del Real.

5.1.- 1861: La tradición de Malibrán. Autor: Nicolás Pizarro. (Leer aquí)

5.2.- 1909: La marquesa de Malibrán. Autor: Saúl Ortiz (Creelman). (Leer aquí)

5.3.- 1943: Doña Beatriz del Real en la leyenda y en la historia. Autor: Juan José González.

5.4.- 1945: Una amor de doña Beatriz del Real. Autor: Francisco Broissin Abdalá.

5.5.- 1988: Las condesas de Vergara y Malibrán. Autor: Antonio Salazar Páez. (Leer aquí)

5.6.- 1990s: La verdadera leyenda de la condesa de Malibrán. Autor: Bernardo Lorenzo (Nayo).

6.- Documentos.

6.1.- 1757: Matrimonio Juan Malibrán y María Magdalena del Real

6.2.- 1771: Matrimonio de Miguel Laso de la Vega y Beatriz del Real (Leer aquí)

6.3.- 1802: Defunción de Beatriz del Real. (Leer aquí)

6.4.- 1761: Rancho de Malibrán.

*


1771: Matrimonio de Miguel Laso de la Vega y Beatriz del Real.

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Fragmento del documento original.

Fragmento del documento original.

*

El 5 de mayo de 1771, Beatriz del Real se casó con Miguel Laso de la Vega, después de más de 5 años de haber quedado viuda del capitán Lorenzo de Arrinda. En ese entonces, Beatriz rondaba los 40 años, o cuando mucho 5 años menos.

El documento es importante para aclarar aspectos de la vida de Beatriz. Es el único que se ha localizado en donde indica la muerte de su primer marido. El cura que dio la licencia para que los casara el hijo del contrayente, era a su vez el comisario de la inquisición; lo que indica que Beatriz no tenía ningún problema relacionado con la fe, hasta ese momento.

*

Don Miguel Lazo de la Vega y Doña Beatris del Real Herrera. Viudos.

Don Miguel Francisco de Herrera cura por su magestad de Yglesia Parrochial de esta nueva ciudad de Veracruz titulo la Asumpcion de Nuestra Señora y comisario de los santos tribunales de Inquisicion y cruzada Certifico que haviendose leydo las tres amonestasio que dispone el santo concilio de Trento, y no haviendo resultado impedimento alguno contra Don Miguel Lazo de la Vega, vezino y del comercio de esta ciudad, viudo de Doña Josepha Bartholome Brito y Zabala que fue sepultada en la Yglesia del comvento de Santo Domingo de esta ciudad a tiempo de nuebe meses; y Doña Beatriz del Real y Herrera, natural y vezina, de esta ciudad viuda del capitan de infanteria Don Lorenzo de Arrinda que fue sepultado en esta parrochial a tiempo de mas de cinco años; a quienes haviendose preguntado antes sus libres consentimientos que expresaron mutuamente por palabras de presente que hizieron lexitimo matrimonio los caso infacie Eclecie con mi lisensia el Dr. Don Joseph Maria Lazo de la Vega el dia cinco de mayo de 1771 años, siendo testigos Don Francisco Guil, Don Mathias de Armona , Don Gaspar Morales y lo firme.

Don Miguel Francisco Herrera.

*

Cita: “México, Veracruz, registros parroquiales y diocesanos, 1590-1978,” database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1942-20903-44112-70?cc=1883382 : accessed 6 June 2016), Veracruz > Nuestra Señora de la Asunción > Matrimonios 1756-1774, 1792-1806 > image 192 of 536; parroquias Católicas, Veracruz (Catholic Church parishes, Veracruz).

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Notas relacionadas:

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1754: Acta de bautismo de un hijo de Beatriz del Real.

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Fragmento del acta de bautismo de uno de los hijos de Beatriz del Real y Lorenzo de Arrinda.

Fragmento del acta de bautismo de uno de los hijos de Beatriz del Real y Lorenzo de Arrinda.

*

El 23 de junio de 1754, se realizó el bautismo de uno de los cuatro hijos de Beatriz del Real y Lorenzo de Arrinda. Este documento es importante dentro de la historia de Beatriz del Real y la leyenda de la “Condesa de Malibrán” porque:

1.- Comprueba que Beatriz tuvo hijos en su primer matrimonio, aunque no se hayan localizado las otras actas.

2.- Desmiente algunas de las versiones de la leyenda la “Condesa de Malibán” en donde se afirma que era infertil, motivo por el que recurrió a la ayuda o consulta de una bruja.

3.- Es el documento más antiguo que registra la existencia de Beatriz del Real.

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Juan Nepomuseno Maria.

Niño.

En la nueva ciudad de Veracruz en beinte y tres dias de el mes de junio de mill setecientos sinquenta y quatro años, Yo Don Miguel Francisco de Herrera cura veneficiado por su Magestad vicario foraneo, jues ecclesiastico comisario de los santos tribunales de Ynquisision y crussada y examinador sinodal de este obispado. En esta sancta iglesia parrochial titulo la Asumpcion de Nuestra Señora baptice solemnemente a Juan Nepomuseno Maria niño hijo lexitimo de don Lorenso Arrinda segundo theniente y ayudante del batallon de la Corona y de doña Beatris Real, españoles, fue su padrino don Narsiso Baldovino capitan comandante de el batallon de la Corona a quien adverti el parentesco espiritual y la obligacion de enseñar la doctrina xptiana a su ahijado y lo firme.

D. Miguel Francisco de Herrera.

*

Cita:

“México, Veracruz, registros parroquiales y diocesanos, 1590-1978,” database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1951-20917-286-10?cc=1883382 : 21 May 2014), Veracruz > Nuestra Señora de la Asunción > Bautismos 1743-1760 > image 295 of 550; parroquias Católicas, Veracruz (Catholic Church parishes, Veracruz).

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1990s: La auténtica leyenda de la Condesa de Malibrán.

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Veracruz malibran libro the bandolero mayne reid 1866 p97 blog 01

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Esta versión de la leyenda de Beatriz del Real fue publicada por Bernardo Lorenzo Camacho (Nayo) con el nombre: “La auténtica leyenda de la Condesa de Malibrán”, en el libro “Leyendas y vivencias de Veracruz”. Aclarando que este autor no menciona por su nombre a la protagonista de la leyenda, como si sucede en las otras versiones. No se pudo precisar la fecha de la primera edición del libro, aparentemente, se hizo en la década de 1990. La segunda edición es de mayo de 2001.

Comparación con la historia de Beatriz del Real. La dama en realidad no era extremadamente rica, era nativa de la ciudad de Veracruz, murió de manera natural ya siendo una anciana en 1802 y viuda; contrario a la protagonista de narración de Bernardo Lorenzo, que era inmensamente rica, había llegado a la ciudad, que muere asesinada por su esposo al cometer adulterio y siendo aun joven.

Comparación con la versión de 1861. Esta narración poco o nada tiene que ver con la versión de 1861, publicada por Nicolás Pizarro. Son estilos narrativos totalmente distintos. Hay escenas que podrían estar influenciadas por otros relatos o películas. No lo sé, pero esa es la impresión. Ambas versiones utilizan el nombre de Malibrán, pero casi se podría afirmar que son historias diferentes. Coinciden en la riqueza del personaje, en el gusto por las fiestas y las diversiones carnales, solo que en la versión antigua ella era viuda y la de esta versión, su esposo aún vivía, por lo tanto, cometía adulterio. Otro punto compartido es la crueldad de la protagonista pero en esta ocasión no la padecían sus esclavos, sino sus amantes.  Aquí murió asesinada por su esposo; en la versión de 1861, su muerte fue natural. El autor hace que las apariciones espectrales sigan hasta la actualidad, contrario al relato de 1861 que cesaron después del encuentro con el sacerdote y el cumplimiento de sus peticiones para pagar sus culpas.

Este autor añade otros temas como la brujería, invocaciones al diablo, asesinatos; el nacimiento de un hijo deforme.

Cronología. Varias partes del texto son confusas con el manejo del tiempo y su contexto. Ubica la historia a principios del siglo XX pero la protagonista tenía esclavos, lo que es anacrónico ya que la esclavitud en México se abolió desde principios del siglo XIX, también en ese siglo se dejaron de usar los títulos nobiliarios en este país.

La existencia de pinos en el relato causa extrañeza, ya que estos se sembraron hacia la segunda o tercera década del siglo XX, antes no los había en la ciudad o sus alrededores.

El autor indica que el rancho ya existía con ese nombre antes que la condesa, lo mismo que el panteón. El panteón conocido como “de Malibrán” es el mismo que el “Panteón Particular Veracruzano”, iniciado a mediados de la década de 1890, en donde fue sepultado el primer cuerpo  el 31 de enero de 1896. Esto refuerza que verdaderamente el autor creía que la existencia de la “condesa” había sido a principios del XX.

Por último, otro dato que choca con la realidad histórica es que en el relato el palacio habitado por la condesa estaba en condiciones habitables, solo que este estaba en ruinas desde mediados del siglo XIX, cuando menos.

Estos son los puntos que hacen dudar si el autor ubico la leyenda a principios del siglo XX, como lo expresa, o a principios del siglo XIX o antes, cuando todavía había esclavos, se usaban espadas, y sobre todo estaba habitable la casa del rancho de Malibrán.

Todo esto hace confuso entender el tiempo en que el autor sitúa los sucesos narrados.

Texto incompleto. Por último, el texto que se transcribe es solo lo relacionado a Veracruz y la leyenda, se le quito la parte inicial en donde Bernardo Lorenzo relata el origen de una supuesta profecía que hizo una hechicera del rey Nabucodonosor, y que supuestamente se cumplió con la vida que llevo la condesa de Malibran.

*

La auténtica leyenda de la Condesa de Malibrán

(…)

En Veracruz, había una envidiable tranquilidad y sosiego y dentro de esa inmensa quietud, comenzaron los corrillos entre la gente unas y otras se contaban cosas extrañas que pasaban en la casa de una mujer que había llegado al pueblo acompañada de mucha pompa y lujos, fueron los años que dieron principio al siglo veinte. Cosas muy extrañas se murmuraban en torno de los habitantes de la población, se hablaba de una bruja que practicaba la magia negra y que habitaba en una humilde choza rodeada de pantanos y arenales, al frente de aquella choza tenía un horno en la tierra y encima una olla de barro que por el calor que recibía, emanaban olores nauseabundos, uno de ellos muy penetrante que al respirarlo causaba náuseas y vomito. En la puerta de aquella choza, una puerta construida con pedazos de tablas y cartones, una cabeza de una enorme águila disecada con ojos brillantes como si tuviera vida. De la misma puerta de aquella choza a la ventana, enormes tarántulas que parecían juguetear entre sus propias telarañas. Ahí mismo, se podía ver la cara de un ídolo de tipo negroide con un solo ojo y en la boca, una argolla de oro que le adornaba parte de la barba, esa barba se constituía en una enorme maraña como si fuera una madeja de estambre negra y espesa, junto a ese gran ídolo, una repugnante calavera todavía con residuos de carne podrida y con una peste muy desagradable. Aquella bruja siempre que daban las doce de la noche salía a la puerta de su casa y con los brazos abiertos extendidos hacia el cielo y en la oscuridad más espantosa, con una voz cortada pedía a las fuerzas del mal para que la protegieran y le cumplieran sus peticiones; al mismo Satánas llamaba con gritos estridentes que iban perdiéndose en la espesura de los árboles y de los pinos de la pequeña aldea que era Veracruz.

En aquellos arenales en donde vivía la bruja ya conocida por oído de una hermosa hembra vestida de negro, algunas veces y otras de blanco, ahí acudía porque quería que la bruja le quitara una maldición que en tiempos pasados le había dado a conocer otra de las brujas dedicadas a ese misterioso oficio, aquella rara y elegante mujer sufría hasta lo increíble porque aun casada con tiempo suficiente seguía sin poder tener hijos.

Esa rara mujer nunca se supo de donde llego a Veracruz, sabia la gente que el esposo era un conde de la corona española y que el lugar en donde Vivian era una inmensa mansión con tintes de palacio real, en esa vieja construcción, aparte de las lúgubres habitaciones que tenía, existía un gigantesco pozo que albergaba en el fondo grandes lagartos que eran alimentados con perros y gatos vivos y carne de res y puerco, así como aves de corral. Aquella elegante y hermosa mujer que visitaba a la bruja era nada menos que la condesa de Malibran, así era conocida porque su matrimonio con el conde le daba ese rango, lo de Malibran, porque en aquellos viejos años, lo que ahora es la fragua y Malibran existía un pequeño rancho que llevaba ese nombre y este estaba cerca de un panteón que existía en aquella época y que recibía el nombre de Malibran, ahí en ese pantanoso lugar rodeado de médanos y nopaleras, tenía su palacio la condesa de Malibran, ésta, repito era una mujer bella y sumamente hermosa, su nacarada tez hacia contraste con su negra cabellera, sus ojos del color del azabache despedían miradas desafiantes algunas veces y otras tiernas y dulces que parecían pedir amor dándole un toque muy distinguido a su recia personalidad.

El esposo por motivos de trabajo abandonaba el hogar por dos o tres meses, mismos que la condesa aprovechaba para coquetear con los hombres de su agrado.

Como en todo el tiempo han llegado a Veracruz embarcaciones de todas partes del mundo, en aquella época en una de esas embarcaciones siempre había alguien que le agradaba a la condesa y le invitaba a su palacio, mismo que adornaba con toda elegancia y rodeada de sus esclavos organizaba fiestas rimbombantes, aquellas fastuosas fiestas rebasaban las horas de la noche hasta el amanecer, al término de la fiesta todos marchaban contentos por la gran diversión que habían gozado y todo volvía al silencia, las puertas del palacio se cerraban quedando solo el invitado por la condesa para hacerle compañía a esta. Después de algunos días, la desaparición del joven marino se hacia notar, primero en la embarcación a la que pertenecía; y comenzaba la búsqueda, por todas partes se preguntaba por él y la misma gente que había estado en la fiesta, sorprendida se preguntaba que le había sucedido a aquel joven apuesto y de grata personalidad que había llamado tanto la atención en ellos, porque en todo momento de la fiesta siempre estuvo cerca de la condesa. La desaparición de aquel joven nunca se supo ni que fue de él, así fue pasando el tiempo y la condesa de Malibran todas las tardes acostumbraba pasearse por el pueblo  en una lujosa diligencia jalada por magníficos corceles y un elegante cochero; cada vez que veía a algún joven de su agrado con atributos de simpatía, lo invitaba a su palacio para divertirse con el amorosamente, peo el joven invitado también desaparecía misteriosamente, no quedaba rastro alguno para encontrarlo.

Ella siempre orgullosa y a la vez humilde, seguía frecuentando a la bruja para rogarle que le quitara el maleficio de no poder tener hijos; y la bruja con ademanes implorantes seguía pudiendo a las fuerzas del mal que la condesa pudiera concebir hijos, después de tanta suplica maligna, la condesa se hizo en estado naciendo al poco tiempo un monstruo que con el solo hecho de verlo, aterrorizaba, su cabeza era sumamente grande y con un solo ojo, en cada mano tenía siete dedos y además defectuosos, largos y en lugar de uñas, tenía garras como las aves de rapiña, la condesa al darse cuenta de lo que había procreado sufría constantemente espasmos que la solían poner con cierta gravedad, pero a pesar de tan cruel e infame castigo, seguía invitando a los jóvenes que le simpatizaban a las noches amorosas que pasaba con ellos.

Tiempo después, una noche fría y húmeda con presagios de desventura, el esposo de la condesa llegaba a su hogar, el iba contento pensando en el encuentro con su esposa, se veía ya entre sus brazos disfrutando de sus tiernas caricias y halagando su hermosura y belleza, cuando el criado abrió la puerta del palacio, su sorpresa fue enorme, en los brazos del criado sostenía un bulto, era el hijo de la condesa, era el pequeño monstruo que sólo lanzaba espantosos gruñidos como queriendo hablar, como si quisiera decir algo, el conde al darse cuenta de aquella monstruosidad corrió al lecho de su esposa para preguntarle sobre el pequeño monstruo y otra sorpresa más desagradable recibía al encontrar en el lecho de la esposa a un joven entregado a las caricias de ella, lleno de cólera, el conde arremetió contra ellos, al verse atacada la mujer, su cara se tornó áspera un ríctus de amargura se apreciaba en ella, pues iba tomando las facciones de la bruja que visitaba, su aspecto era horripilante, sus ojos parecían dos carbones encendidos, su cara estaba surcada por grandes arrugas, sus colmillos resaltaban horrorosos después de haber pertenecido a una dentadura fina, sus cabellos revueltos y erizados parecían espinas prestas al ataque.

El conde al ver la transformación que tomaba su mujer quiso gritar y un nudo sintió en su garganta con un miedo espantoso frente a ese espectro, desenvainó su espada para enterrársela en el corazón a su amada, haciendo lo mismo con el joven que la acompañaba en sus amoríos, una vez cometido el doble asesinato fue al encuentro del criado y al encontrarlo le preguntó enfurecido a quien pertenecía ese monstruo que llevaba en los brazos, el criado sumido en una gran tristeza relata al conde que aquella horrible criatura era hijo de la condesa, sin poder controlarse, el conde tomó aquel fenómeno por los brazos y lo arrojó con fuerza junto a los cadáveres de quienes minutos antes había asesinado, el esclavo negro aterrorizado no sabía que hacer temblaba con fuertes convulsiones y en ese estado, cuando el conde le ordenara que diera sepultura a los cuerpos sin vida que estaban junto a ellos, el esclavo con el terror reflejado en su rostro señalaba hacia aquel pozo siniestro, diciéndole al mismo tiempo, que en ese mismo pozo infectado de lagartos, la condesa había arrojado al fondo a varios jóvenes que invitaba a sus orgías y que junto con ella, primero los mataba a golpes para arrojarlos con toda vileza a que fueran bocado para aquellos animales feroces y hambrientos.

El escuchar el conde todos los horrores que cometía su mujer la condesa de Malibran, junto con el esclavo negro, arrojó al fondo de aquel pozo los fríos cuerpos de quienes un día gozaron de los placeres del mundo y que acababan en forma por demás grotesca. Cuando los cuerpos cayeron al fondo del pozo, una horrible risotada acompañada de largos lamentos que dejaban escucharse en el lúgubre y tétrico palacio, extendiéndose la carcajada y los lamentos por toda la campiña de Veracruz. Cuenta la leyenda que el conde se volvió loco y que se le veía seguido, por las calles del pueblo gritando fuertemente, justicia, justicia, y que muera la condesa de Malibran, esos terribles gritos del conde se escuchaban terroríficos llenos de espanto y de venganza, sonaban como fuertes alarido de animales salvajes al acecho de la presa.

La misma leyenda sigue contando que en esos lugares inhóspitos en ese entonces siguieron pasando casos misteriosos, esos mismos casos se repiten en las obscuras noches de verano, cuando la quietud deja sentirse y el profundo silencio se impone par hacer ver en esas mismas calles, hoy la fragua, la de Mario B. Remes hasta la calle de Malibran, donde de repente aparece el siniestro pozo junto a él la lujosa diligencia llevando en si interior a la condesa que lleva cargando al pequeño monstruo que en vida el propio destino le diera como hijo, ahí se le ve arrastrando la vieja maldición que siglos atrás aquélla hechicera le dejara en su profecía, junto a ellos, el conde que va en lúgubre carroza con un cochero elegantemente vestido y con un látigo en la mano, más adelante una sombra misteriosa que ríe a carcajadas lazando unos lagartos con las fauces abiertas y la condesa en un grito ahogado dice: perdón, perdón, perdón.

Así acabo aquella hermosa mujer, la condesa de Malibran que a traves de los años sigue cobrando vida entre las personas.

Esta es la verdadera leyenda de la condesa de Malibran.

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Fuente: Lorenzo Camacho, Bernardo, Leyendas y vivencias de Veracruz, 2ª. edición, [Veracruz] : S.E., 2001, pp. 15-19

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Notas relacionadas:

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1757: Matrimonio de Juan Malibrán y María Magdalena del Real.

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Encabezado del acta de matrimonio de Juan Malibán y María Magdalena del Real.

Encabezado del acta de matrimonio de Juan Malibán y María Magdalena del Real.

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El 25 de julio de 1757, se casaron Juan Malibrán y María Magdalena del Real en la ciudad de la Nueva Veracruz. Importante documento en relación con la leyenda de la Condesa de Malibrán porque:

1.- Se comprueba que Juan Malibrán no se casó con Beatriz del Real sino con su hermana.

2.- Beatriz del Real ya estaba casada desde 1751 con Lorenzo de Arrinda, mismo que fue testigo en la boda. Ambas parejas fueron muy cercanas, ya que Beatriz y Lorenzo fueron padrinos de algunos de los hijos de Juan y María Magdalena. Incluso, cuando murió Beatriz en 1802, nombró por albacea y heredera a una hija de ellos.

3.- El nombre es un apellido de origen francés y no el nombre de una tribu africana como lo expone Juan Klunder en su libro: Las antiguas calles del Veracruz antiguo.

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Don Juan Malibran y Doña Maria Magdalena Real.

Casados y velados.

En 16 de octubre de 809 se dio certificación.

En la Nueva ciudad de Veracruz en veinte y sinco dias de el mes de julio de mil setesientos sinquenta y siete años. Yo Don Miguel Francisco de Herrera cura beneficiado por Su Magestad vicario foraneo jues ecclesiastico comisario de los santos tribunales de inquisición y cruzada en eia y examinador synodal de este obispado de la Puebla de los angeles Habiendo el Ilustrisímo Señor Arzobispo obispo de este dicho obispado dispensado por su decreto dado en la ciudad de loa Angeles a dies y ocho dias de dicho mes y año en las vanas y publicacion de amonestasiones para antes y despues de dicho matrimonio a D. Juan Malibran soltero originario de la ciudad de Lezena Diocesis de Agde en el reyno de Francia vezino de esta dicha ciudad de dose años a esta parte hixo lexitimo de D. Juan Antonio Malibran y de Da. Juana Bosque: y a Da. María Magdalena del Real española doncella natural y vezina de esta dicha ciudad hixa lexitima del capitan D. Gonzalo del Real difunto y de Doña Anna de Herrera a los quales contrayentes haviendoles preguntado antes su mutuo consentimiento que expresaron por palabras de presente que hisieron verdadero y lexitimo matrimonio los case en la casa de la morada de la contrayente siendo testigos el theniente Don Lorenzo Arrinda y Don Mathias Callexo y lo firme.

D. Miguel Francisco de Herrera.

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Cita: “México, Veracruz, registros parroquiales y diocesanos, 1590-1978,” database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1942-20903-45290-73?cc=1883382 : accessed 5 June 2016), Veracruz > Nuestra Señora de la Asunción > Matrimonios 1756-1774, 1792-1806 > image 22 of 536; parroquias Católicas, Veracruz (Catholic Church parishes, Veracruz).

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1876: Incendio en despepitadora de Cosamaloapan.

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Cosamaloapan 1876 incendio ferat colonia española 01 blog 01

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El 6 de mayo de 1876, se incendió la despepitadora de algodón de Próspero Ferat, que estaba entre las calles de Hidalgo, Ocampo, Morelos y el callejón de la Maquina.

Es interesante el sistema de ayuda solidaria entre connacionales y entre la misma población ante una desgracia de este tipo.

Se respetó la ortografía del texto original.

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Suscricion.

Nuestro corresponsal en Cosamaloapan nos ha dirigido la siguiente carta:

“Cosamaloapan, Mayo 7 de 1876.- Sr. D. Adolfo Llanos y Alcaráz.- México.- Muy estimado señor y amigo: Ayer a las doce del dia fue presa de las llamas el establecimiento industrial de D. Próspero Ferat súbdito francés, no habiendo sido suficientes los esfuerzos de esta población a detener el impulso de las llamas que en menos de tres horas devoró los tres edificios de que se componia, quedando destruida en ella su magnifica máquina de vapor, cajones de despepitar, prensa, etc., etc. En sus bodegas se encerraba un número considerable de tercios de algodon del comercio de esta poblacion, que se logro salvar, escepto el que se estaba despepitando en el momento del incendio, que consistiria en unos 25 ó 30 quintales. Don Próspero Ferat era lo único con que contaba para subvenir á las imperiosas necesidades de su numerosa familia, y a sus amigos de aquí, con el loable fin de salvarlo de la miseria que llamó ayer á sus puertas, han acordado abrir una suscripcion á su favor en el digno periódico que vd. redacta, lo que me permito suplicarle admita en las columnas de LA COLONIA de donde pueden tomarla los demás periódicos de esa capital y los estados á efecto de que, el que lo tenga á bien, contribuya con lo que su corazon le dicte.

Por este servicio anticipa á vd. su agradecimiento este su afectísimo amigo y atento S.S.Q.B.S.M.- Eugenio Gonzalez Cué.

Adolfo Morin, francés ………….. $ 200.00

Gonzalez Cué y Ca., español …. “ 100.00

Prudencio Cué Escandon, id. … “ 100.00

B. Vidal, mexicano……………….. “ 20.00

Vicente López, id………………….. “  16.00

Marcelo Leon, id………………….. “ 25.00

Cotera y Moreno, españoles …. “ 25.00

Silvano Vidal, mexicano ………. “   5.00

Angel Cangas, español………….. “   10.00

Pedro A. Lavalle, mexicano ….. “  10.00

Santiago Arango, español …….. “ 10.00

Piro Ramos, id. …………………… “ 10.00

Gumersindo Sordo y Ca., id….. “   8.00

Pable Beltran, mexicano………. “  50.00

Francisco Alfrunsin, id ………… “ 16.00

José M. Abascal, español ……… “  25.00

Alejo Videvech, danes…………… “  16.00

Juan Rojius, español…………….. “  10.00

Pedro E. Lavalle, mexicano …… “  2.00

V. Azumne, id………………………. “ 5.00

Encarnacion Nieto, id. …………. “   2.00

Ciriaco Chavez, id………………… “   2.00

Ambrosio Olivaco, id……………. “   5.00

José Duqueme, francés…………. “  10.00

Pedro M. Lavalle …………………. “  10.00

Lorenzo A. Miranda……………… “   5.00

Suma………………………………….. $ 703.00

Excitamos la caridad de los mexicanos y de los extranjeros, y especialmente de los franceses, para que socorran esta nueva desgracia.

Queda abierta la suscripcion en la imprenta de este periódico.

Suma anterior…………………… $ 703.00

Adolfo Llanos, español………. “  10.00

Lorenzo Sanchez, id. …………. “   2.00

Joaquin Borja, mexicano……. “   2.00

Un mexicano…………………….. “   0.50

Otro idem…………………………. “   0.25

Otro idem ………………………… “    0.25

Suma……………………………….. $ 718.00

 

Fuente de texto: La Colonia Española, 24 de mayo de 1876, p. 1

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A la derecha, está la casa de la familia Ferat en la av. Hidalgo. En la parte posterior estaba la despepitadora de algodón en el siglo XIX. Fecha de imagen: Mediados de la década de 1960. Fotografía compartida por: Pablo Santamand en Facebook.

A la derecha, está la casa de la familia Ferat en la av. Hidalgo. En la parte posterior estaba la despepitadora de algodón en el siglo XIX. Fecha de imagen: Mediados de la década de 1960. Fotografía compartida por: Pablo Santamand en Facebook.

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Notas relacionadas en:

Cosamaloapan y la Cuenca del Papaloapan. (Resumen)


1795: Defunción de Miguel Laso de la Vega.

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Encabezado del acta de defunción de Miguel Laso de la Vega.

Encabezado del acta de defunción de Miguel Laso de la Vega.

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Miguel Laso de la Vega fue el segundo esposo de Beatriz del Real, la protagonista de la leyenda que en el siglo XX se le puso el nombre de “Leyenda de la Condesa de Malibrán”.

Miguel nació en Sevilla, España, y fue bautizado el 17 de diciembre de 1712. Paso al continente americano en compañia de su tío Fray Juan Laso de la Vega, obispo de Santiago de Cuba. En 1736, se asentó en la ciudad de la Nueva Veracruz y 5 años después, el 23 de octubre de 1741, se casó con Josefa Bartola Brito y Zavala, bautizada en la parroquia de la ciudad el 3 de septiembre de 1719. Durante el matrimonio procrearon varios hijos e hijas pero solo 7 llegaron a la vida adulta: José María, Miguel (1745), Pedro (1750), Rafael (1753),  María Guadalupe, María Soledad (1755) y María Josefa.

Dedicado al comercio, aparece en varios documentos en donde se da cuenta que era proveedor de bizcocho a los navios de la corona española. También, fue funcionario y en cabildo ocupo el cargo de alcalde de primer voto, así como el de procurador.

El 5 de mayo de 1771, a los pocos meses de quedar viudo de Josefa se casó Beatriz. Ella rondaba los 40 años y él tenía 59 años. En 1785 se separaron por problemas familiares que llevo a un pleito que duro 6 años en donde tuvo que devolver los bienes que Beatriz llevo al matrimonio.

En 1761, tuvo que solicitar permiso para que junto con su esposa Josefa oyera misa en su oratorio particular por enfermedad de ella. Este es la única relación con Inquisición que se ha encontrado de alguno de los personajes relacionados con Beatriz del Real.

En 1795, falleció y fue sepultado en el camposanto de la capilla del Santo Cristo del Buen Viaje.

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Don Miguel Laso de la Vega

Sacada por duplicado en 1º de diciembre de 95

En la ciudad de la Nueva Veracruz a los veinte i ocho de noviembre del año de mil setecientos i noventa i cinco io don Manuel Maria Laso Nacarino teniente de cura en esta parroquial titulo de la Asunción de Nuestra Señora certifica que el Br. D. Manuel Godos vicario foraneo auxiliar i castrense en este partido dio sepultura eclesiastica en el campo santo el cuerpo de d. Miguel Laso de la Vega, quien a los veinte i quatro de octubre del año pasado de mil setecientos noventa i uno, i dies ocho de octubre de mil setecientos noventa, i dos otorgo testamento i codicilio por ante don Caietano Perez Muñoz escribano público. Ordeno que en falleciendo se amortajase su cuerpo con un abito de Nuestra Señora de la Merced i se sepultase en el lugar i con la forma de entierro que dejaria prevenido en una memoria, que escrita, i firmada de su puño, con fecha de once de abril, cinco i veinte i cinco de junio del citado año de noventa i uno se hallaria entre sus papeles. Que a las mandas forzosas acostumbradas se diesen de limosna a la de los Santos Lugares de Jerusalen quatro pesos i a las demás quatro reales a cada una. Declaro que a los veinte i uno de octubre del año de mil setecientos i quarenta y uno contrajo matrimonio con doña Josefa (Bartola Bri)to i Zavala y que de este matrimonio, dexo por sus hijos legitimos entre otros que fallecieron en la menor edad al Dr. D. José María, cura actual de esta ciudad, a d. Miguel, d. Pedro, d. Rafael, da. Maria Guadalupe / que caso con d. Joseph Antonio Ormigo i fallecieron ambos dejando por sus hijos legitimos a d. Joseph Maria, da. Maria del Carmen que hoy se halla casada con d. Juan Bautista Alvizuri, a d. Antonio, d. Manuel, d. Ygnacio i d. Vicente Ormigo / a da. Maria Soledad, muger que fue de d. Juan Jose Aldasoro, y a da. Maria Josefa Laso de la Vega a todos los quales declaro por sus hijos legitimos Así mismo declaro que a su fallecimiento de la expresada da. Josefa Brito contrajo segundas nupcias con da. Beatriz Real / mujer que fue en primer matrimonio de d. Lorenzo de Arrinda i que de este no havia tenido hijos algunos. Nombro por sus albaceas al expresado Dr. Don Jose María Laso de la Vega i a Miguel Ignacio de Miranda instituyo por sus herederos a (los re)feridos sus hijos de primero matrimonio  i en lugar de los que han fallecido a sus respectivas representaciones. Recibio los santos sacramentos de penitencia viatico i extremauncion para que todo conste lo firme

Manuel Maria Laso Nacarino.

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“México, Veracruz, registros parroquiales y diocesanos, 1590-1978,” database with images, FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/MM9.3.1/TH-1951-20807-25555-67?cc=1883382 : 21 May 2014), Veracruz > Nuestra Señora de la Asunción > Defunciones 1790-1801 > image 43 of 678; parroquias Católicas, Veracruz (Catholic Church parishes, Veracruz).

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Referencias:

Lohmann Villena, Guillermo , Los americanos en las órdenes nobiliarias, España: Editorial CSIC – CSIC Press, 1993, p. 223-224

Archivo General de la Nación, Inquisición, Volumen 1042, Expediente 16.

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Biografía de Beatriz del Real (1730ca-1802).

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Ruinas del rancho Santa Bárbara propiedad de Beatriz del Real desde 1768 a 1802. En el siglo XIX, se conoció como rancho de Malibrán. Grabado hecho en base a un dibujo de George C. Furber de 1847.

Ruinas del rancho Santa Bárbara propiedad de Beatriz del Real desde 1768 a 1802. En el siglo XIX, se conoció como rancho de Malibrán. Grabado hecho en base a un dibujo de George C. Furber de 1847.

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Beatriz del Real es el nombre de una dama que vivió en la Nueva Veracruz en el siglo XVIII. Mujer que nació dentro de una familia, no rica pero si de la élite militar del puerto y en ese ámbito castrense estuvo cuando menos la mitad de su vida;  la otra parte de su vida, la desarrollo dentro del ámbito del comercio, como esposa de un negociante y como empresaria, forjando un modesto patrimonio, que propicio el que se dieran desencuentros con la familia del esposo.

Ella murió en 1802 pero por algún motivo no fue olvidada y pronto se generó una leyenda donde era la protagonista. La leyenda no resaltaba sus valores como mujer emprendedora o religiosa, sino algunos aspectos de su vida que pudieron ser comunes en la época pero que en la imaginación popular, se exageraron o deformaron, además de aumentarle otros. Difícilmente se podrá saber quién genero los primeros rumores,  sin embargo al repasar su vida podría insinuarse que habrán salido del ámbito familiar del segundo esposo. La versión más antigua de la leyenda data de 1861 y al paso de más de 150 años surgieron otras versiones, modificándose de acuerdo a la imaginación de cada autor que la escribió.

En esta biografía se trata de indagar en base a la documentación histórica lo que hizo Beatriz del Real durante su vida para que por contraste de lo que se cuenta de ella, se tenga una idea  aproximada del grado de deformación al que se ha llegado en las supuestas leyendas.

Los datos detallados de su vida familiar y personalidad  no se pueden tener pero si hay indicios en varios documentos con los que  se puede armar la historia más completa conocida hasta el día de hoy.

Este es un primer bosquejo de la vida de Beatriz, seguro que con el paso del tiempo seguirán surgiendo datos, sobre todo de los documentos del Archivo Histórico de la ciudad de Veracruz.

Primera etapa.

 1730s-1765

Beatriz del Real nació en la ciudad de Veracruz. Hija legítima del capitán Gonzalo del Real y de Anna de Herrera, tuvo varios hermanos pero solo se conoce el nombre de dos: Blas y María Magdalena, quien en 1757 se casó con Juan Malibrán.

En 1751, Beatriz se casó con Lorenzo de Arrinda, quien era militar y que ese mismo año fue ascendido a segundo teniente de una de las compañías de infantería del batallón de la Corona.

La fecha de su nacimiento sigue siendo una incógnita, aunque puede estimarse alrededor de 1730, más o menos 5 años.  Eso se sustenta, porque al momento de su matrimonio debió tener cuando menos una edad mínima de unos 15-16 años, lo que lleva al año de 1735-1736. La edad máxima es difícil de suponer  pero bien podría ser mayor a los 20 años, porque si bien muchas muchachas se casaban a temprana edad, otras no tanto, muchas veces veían pasar el tiempo por la dote que tenían que entregar al que las desposaba, entre otras circunstancias. Así que de manera tentativa no suena ilógico señalar su nacimiento alrededor de 1730.

Beatriz durante su matrimonio con Lorenzo tuvo cuatro hijos, uno de ellos se llamó Juan Nepomuceno María, bautizado el 23 de junio de 1754. Se desconoce el año en que murieron, lo único seguro es que fue antes de 1771.

Las actividades en que se ocupó Beatriz durante su matrimonio con Lorenzo no se saben por falta de documentos que lo avalen, sin embargo, puede suponerse que se ocupó en su hogar.  Las actas de bautismo de esa época, dejan asomarse a parte de su vida social. En 1754, Lorenzo y Beatriz se hicieron compadres de Narciso Baldovino, capitán comandante del batallón de la Corona, mismo en donde servía Lorenzo. En 1756, fue madrina de una hija de Juan Antonio González y Anna Herrera, quien tenía el mismo nombre de la madre de Beatriz, por lo que podría tratarse de una prima hermana. En 1760, fue madrina de una hija del teniente Juan Francisco Camino y de Luisa Josepha Sánchez, seguramente compañero de Lorenzo.

En esta época, no solo fue comadre de españoles, también lo fue de pardos: en 1762 fue madrina  del hijo de Joseph Siscara y de María García, y en 1764, de la hija de Pedro Martir Casarin y de María Josepha Ramona Quirina. En otras actas de bautismo, solo aparece su esposo como padrino, seguramente Beatriz habrá tenido alguna relación social con los compadres de él.

Especial mención merece la relación con su hermana Magdalena, Beatriz fue madrina de uno de sus hijos: Manuel María en 1760, pero Lorenzo lo fue de cuatro, quien además fue testigo en la boda de Juan Malibrán y Magdalena. Lo que deja ver una relación estrecha entre ambos matrimonios. Otras dos madrinas de los hijos de Magdalena fueron Anna María de Herrera, que si no era la mama de Magdalena, era alguna prima; y Ana Real, sobre esta Ana queda la duda si era hermana o alguna prima de Beatriz y Magdalena. En 1757, la madre de ambas, Anna de Herrera todavía vivía.

Esto sin dejar de lado que Beatriz era sobrina de Miguel Francisco de Herrera, cura beneficiado de la parroquia de la Asunción y comisario del Santo Oficio de la Inquisición desde 1752 hasta su muerte en 1777.

Todo ello plantea una amplia y cercana red familiar por el lado materno de Beatriz

La administración de sus bienes, ya sean los de su dote o la herencia de su padre,  la debió llevar su marido, como se puede presumir del siguiente dato: En 1761, se atribuye la propiedad del esclavo Gonzalo Real a Lorenzo, sin embargo por el nombre se deduce que ese esclavo debió ser comprado por el padre de Beatriz y como para ese año ya había muerto, la propiedad debía ser de Beatriz y no de su esposo.

En estos años se encontraron tres actos que muestran el lado humano de Beatriz o en todo caso del matrimonio de Beatriz y Lorenzo. Lorenzo otorgó la libertad a dos niñas de sus esclavos Gonzalo del Real y Magdalena Sánchez al momento de bautizarlas en 1761 y 1763, que si en realidad eran de Beatriz, seguramente fue con su consentimiento. Esto junto con que fue madrina de niños pardos, refleja su cercanía y no odio hacia ellos. Otro hecho, fue haber aceptado en su casa a una niña expuesta en 1754.

Lorenzo murió entre mayo y diciembre de 1765, no se conoce que tuviera otros parientes cercanos en Veracruz. Lorenzo fue militar, el año de su ingreso a la milicia se desconoce pero en el periodo de 1744 a 1763, ascendió paulatinamente. En 1744 era alférez del batallón de la marina.  En 1751 se le nombró segundo teniente de una de las compañías de infantería del batallón de la Corona, en 1754, además era ayudante del batallón. En 1757 se le nombro ayudante mayor o primer ayudante, y finalmente en 1763,  capitán de infantería del mismo batallón. También, tenía conocimientos sobre la madera usada para arbolar navíos, así en 1756 se le comisionó para ir al río Papaloapan y determinar si era conveniente trasladar allí la madera cortada en el río Coatzacoalcos. El 15 de mayo de 1765, emite su opinión sobre unos palos de arbolar podridos que se habían enviado a la Habana. A finales de la década de 1750 y la siguiente, se le menciona en varios documentos, por cuestiones de deudas.  Las descripciones de las fichas del Archivo General de la Nación, no son explicitas pero parece que la deuda fue heredada por su suegro Gonzalo del Real.

Segunda etapa.

1766-1771

Al quedar viuda, la vida de Beatriz da un giro y se vuelve más pública, como lo evidencian los múltiples documentos.

Empezando, por los tramites de su pensión que al parecer no tuvieron contratiempo y el 23 de enero de 1766, el gobernador Felix de Ferras avisa al virrey que el día 16 dio la orden a los oficiales reales que se pague a Beatriz el medio sueldo que le corresponde del Monte Pío Militar. Así mismo, le notifica que ya dio aviso a la viuda.

Casi de inmediato, Beatriz dio muestras que sus inconformidades las daba a conocer. En los siguientes días pidió que se le evitara pagar un peso al escribano de registro por la carta de pago que debe formalizar cada vez que reciba su pensión.  El 12 de febrero, el gobernador Felix de Ferras avisa al virrey que le parece justa la solicitud y además, hace extensiva la excepción del pago a todos los casos semejantes. El día 19, el virrey aprueba lo hecho por el gobernador.

Entre mayo de 1766 y abril de 1768, se siguió una demanda contra los bienes de Lorenzo por liquidación y ajuste de cuentas que dejo pendientes el capitán Gonzalo del Real. La descripción de la ficha del catálogo del Archivo General de la Nación no aclara como se resolvió, en este caso lo importante radica en que fue un pleito que debió enfrentar Beatriz.

A principios de 1766, falleció su cuñado Juan Malibrán. Los acreedores remataron todos sus bienes para recuperar su dinero, excepto el rancho Santa Bárbara por no encontrar comprador. El rancho tenía una extensión de unas 16-17 hectáreas, a unos 2.5 kilómetros al sur de la ciudad de Veracruz,  mismo que el siglo XIX, fue conocido como rancho o hacienda de Malibrán. Estaba dedicado a la cría de ganado mayor pero, también, tenía dos hornos para hacer ladrillos y cal.

En febrero de 1768, ante el deterioro que estaba teniendo, los acreedores decidieron venderlo a Beatriz del Real en 10,000 pesos a pagar en un plazo de 3 años. En poco tiempo, Beatriz reactivo la producción de cal, teniendo su primer contrato con la Real Hacienda en 1769 y empezó a entregar cal el 2 de septiembre para las obras de Su Majestad que se realizaban en la ciudad y en el castillo de San Juan de Ulúa.

En este periodo, construyó “…un polvero de quarenta varas de largo y una galera poco mas chica de cal y canto, cuio costo ascendio a seis mil pesos poco mas o menos…”

Este fue su inicio como fabricante de cal, actividad que desempeño en las siguientes tres décadas.

1771-1785

El 5 de mayo de 1771, después de 5 años de viudez, Beatriz se casó con Miguel Laso de la Vega. Ella rondaba los 40 años y él tenía 59 años. Miguel era comerciante que había tenido varios contratos con el gobierno virreinal.  En 1770 había quedado viudo de Josefa Bartolomé Brito y Zavala, tenía 7 hijos: José María, Miguel (1745), Pedro (1750), Rafael (1753),  María Guadalupe, María Soledad (1755) y María Josefa.  Al momento de casarse con Beatriz, varios ya eran adultos pero otros todavía eran adolescentes, que tuvieron que convivir bajo el mismo techo con ella. José María era presbítero y en las siguientes décadas llego a ser cura beneficiado de la parroquia y Comisario de la Inquisición; Miguel era capitán del Regimiento de España y vivía en México, Pedro era capitán y Rafael, alférez del mismo regimiento, ambos vivían en Veracruz. En 1787, en el testamento de María Soledad se consigna la existencia de un niño negro que Beatriz regaló a su hijo mayor.  Además, en algún momento de la convivencia, Beatriz regalo a sus hijastras alhajas de oro, perlas y diamantes.

La relación con su hermana Magdalena y sus dos sobrinas es muy cercana y de ayuda hacia ellas, ante la precaria situación económica en que quedaron tras la muerte de Juan Malibrán. En 1771, cuando se casó Beatriz, dejo varios esclavos fuera de la entrega que hizo a su marido para que el dinero que ganaban por trabajar externamente sirviera para la manutención de ella y sus hijos. En 1773, Beatriz compró y reparo una casa pequeña en la calle de la Condesa, en donde vivió su hermana hasta su muerte en 1778. Las dos hijas de Magdalena, María magdalena y María Josepha se fueron a vivir con Beatriz y rentaron la casa con el fin de que el producto sirviera para ellas. Los dos hijos varones de Magdalena, Manuel e Ignacio, parece que ya vivían por separado. En 1780, Magdalena se casó con Patricio Fernández y Josepha de fue a vivir con ellos, pero la relación siguió siendo muy cercana. Beatriz fue madrina de dos hijos de su sobrina María Magdalena, y durante el pleito que Beatriz tuvo con su esposo Miguel, Patricio fue su apoderado defensor. Esta cercanía continuó hasta la muerte de Beatriz, ya que la nombra  como una de sus albaceas y beneficiaria de su herencia. María Josefa, igualmente fue madrina de uno de los hijos de su hermana.

En esta etapa también recibe la ayuda de su tío el Miguel francisco de Herrera, para adquirir la casa de la calle de la Condesa y parte de su herencia en 1777.

En este periodo, continúa estableciendo relaciones de compadrazgo como en 1778, donde es madrina de la hija de Christoval Tamaris Ramos, médico del hospital real de San Carlos y de  Rosa de Lon Mesura de Ybarra.

Además de las actividades cotidianas, familiares y amistosas, Beatriz tiene una activa participación en algunas construcciones propias y de su esposo, aunque desde el inicio de su matrimonio dejo en mano de su marido sus bienes patrimoniales.

Al parecer, todavía no se casaban Beatriz y Miguel y ya él participaba en los negocios de ella, pero es a partir de su casamiento que ella hace una entrega formal de sus bienes, así del rancho Santa Bárbara, como de los esclavos, dinero en efectivo, etc.

El 25 de mayo de 1771, unos días después de su casamiento, Miguel Laso de la Vega hace su primera entrega de cal para las obras reales, así mismo hará los siguientes contratos y cobros hasta el 24 de septiembre de 1785, en que ella vuelve a retomar el control.

A diferencia de su primer matrimonio, en varios casos ella se hizo cargo directamente de algunos asuntos, como en 1773, cuando  pidió se le pagase el medio sueldo que le correspondía como viuda del capitán Arrinda, ya que no se le quería pagar por no haber pedido licencia a la Junta de Gobierno del Monte Pio Militar para contraer segundas nupcias.

En 1773, adquirió y reconstruyó una pequeña casa en la calle de la Condesa, haciéndolo para beneficiar a su hermana y sus hijos.

En 1775, solicitó al cabildo de la ciudad  se le concediera un sitio en Punta de Diamante, lo que le fue concedido a cambio de pagar una renta por el piso al Ayuntamiento, allí construyó dos casas bajas de piedra. La propiedad estaba a su nombre pero la administración de las rentas la llevó su esposo Miguel.  También, ese año requirió y se le dio un permiso para construir una casa a extramuros, seguramente en la hacienda de Santa Barbara.

También, intervino con su dinero en las adecuaciones de una casa de su marido ubicada en la esquina de la actual av. Independencia y la calle Juárez. Participó en la compra del mesón ubicado en la Puerta México, aunque al final decidió que solo fuera de su esposo. En Medellín, construyó 4 cuartos junto a una casa propiedad de su cónyuge.

Todo esto, indica que aunque entregó sus bienes para que los administrara Miguel Laso de la Vega, ella seguía participando activamente en la adquisición y aumento de sus propiedades.

1785-1802

En 1785, hay una separación del matrimonio después de casi 14 años de unión, en ese momento ella contaba con unos 55 años y él con 73 años. Las disputas se generaron por el patrimonio con que disponía cada uno de ellos.  Los numerosos hijos del primer matrimonio de Miguel Laso de la Vega tuvieron disputas con Beatriz, lo que la llevo a solicitar de manera judicial se hiciera la separación de bienes, y le fuera entregado lo que llevo al matrimonio, además de lo adquirido durante el matrimonio, así como con las cuentas de cada uno de ellos. Los hijos de Magdalena, hermana de Beatriz, no se mencionan dentro de la disputa, pero seguramente no serían ajenos a estos alegatos.

No se conoce, cuando iniciaron los enconos, ya que Beatriz parecía tener buena relación con sus hijastras. Es probable, los numerosos hijos del primer matrimonio de Miguel, preveían el pronto deceso de su padre y trataban de hacer uso de sus bienes, entre ellos los de Beatriz, lo habría despertado el recelo de ella. Será difícil determinar con certeza las relaciones personales cotidianas entre ellos que llevaron a la ruptura, pero esta historia no suena muy diferente a tantas que suceden en la actualidad.

Beatriz durante el proceso manifestó cuando menos dos veces y por medio de cartas, su disposición de regresar al lado de su marido, tal como lo expone en un careo que tuvieron el 21 de agosto de 1788:

“…Doña Beatris Real exponiendo varios pasaxes que no contradijo Don Miguel, todos relatibos a manifestar haver estado siempre dispuesta y llana a restituirse a la reunion, que solo ha embarasado y no a tenido efectto por su parte, respecto a no querer su esposo don Miguel separarme de sus hijos y nietos, y si que doña Beatris viba en compañia de ellos, a que em manera alguna a querido no puede condesender respecto a la poca fidelidad que le han guardado; expuso assi mismo ser constante a su Señoria que en junta o careo igual a este hecho o celebrado por orden de la Real Audiencia expreso esto mismo: dijo tambien que al efecto de vibir con su exposo a de haver practicado barias dilixencias que los traxeran a la paz, le a escripto dos cartas una que se haya en los autos, y otra que para en su poder a las que contexto don Miguel Lazo : que aun no hera tiempo de que viniera a su compañia.= Don Miguel Lazo expuso, no contextar en este particular, y si reproducir la que antes de ahora tiene dicho, que por esta rason, y otras que reprodira en derecho en el tribunal de donde dimana esta providencia; se sobreseyese en este punto.”

En otra ocasión, el 6 de septiembre,  Beatriz dio muestra de ser respetuosa y tenerle afecto a su esposo al salir en su defensa:

“Ynmediatamente su esposa Doña Beatriz Real suplico a S.S. no se extrachara a Don Miguel Lasso, y se sobreseyese en este punto.”

Esto ocurrió ante la presión que le hacían el apoderado de ella y el gobernador para que contestara con precisión el cuestionamiento sobre si había recibido ciertas cantidades de dinero.

Esto dos hechos retratan a una Beatriz humana, diferente a la mujer dura y cruel de la leyenda, pero sobre todo con la intención de salvaguardar su matrimonio.

Aun con ello la disputa siguió y parece término hasta 1791, 6 años después de su inicio. La documentación con los detalles de todo el proceso consta de varios cientos de fojas que hacen difícil presentar un resumen, pero puede decirse que aunque parecía fácil y sencilla la petición de Beatriz de que le fueran devueltos los bienes que llevo al matrimonio que incluían bienes muebles inmuebles y hasta seres humanos. En los 14 años de matrimonio estos no se conservaron intactos. El rancho necesito de pago de deudas, reinversiones o habilitado, en lo que el esposo alegaba había puesto de su caudal y requería su reintegro. En las casas además de los ingresos por rentas, se tenía que descontar las reparaciones, o inversiones en su construcción; muchos muebles sufrieron el desgate de los años, otros se adquirieron durante el matrimonio, por lo que había que detallar quien y como se compró o llego al matrimonio. En cuanto a los esclavos, algunos murieron, otros fueron vendidos, por lo que determinar que sucedió con cada uno de ellos y como se usó el dinero producto de su venta, complicaba hacer las cuentas, lo mismo sucedió con el dinero en efectivo, las joyas. Si toda la actualización del costo y destino de cada uno de los bienes era complicado, a ello hubo que sumarle la mala situación económica de Miguel Laso de la Vega.  Que también pudo ser uno de los motivos originales del pleito y del retraso en la devolución del patrimonio de Beatriz.

La justicia desde el principio dio la razón a Beatriz y ordenó a Miguel que devolviera a su esposa los bienes.

El 1 de agosto de 1785, le entregó a Beatriz el  rancho Santa Bárbara, siendo este el primer bien que le regresó, los otros bienes o su equivalente en dinero tuvieron que esperar varios años más.

El 24 de septiembre de 1785, casi dos meses después, reinicia la entrega de cal para las obras reales, continuando con ello hasta fin de diciembre de 1786, que por algún motivo no aclarado, se interrumpió.

El 24 de enero de 1788, los Ministros de Real Hacienda, y cajas de la Nueva Veracruz y puerto de San Juan de Ulúa certificaron que desde 1768 hasta 1786, Beatriz había proveído de cal para las obras reales: de la muralla, la del hospital de la tropa San Carlos, la construcción de los nuevos almacenes, garitas de las tres puertas: México, Nueva, y Merced, composiciones del cuartel de dragones, y casas cuarteles de la tropa de infantería y otras de la misma naturaleza, como asimismo para las de la real fuerza y castillo de San Juan de Ulúa.

Seguramente, continúo produciendo cal para su venta a particulares, pero siempre con la intención de contar con entregas seguras y constantes que le dieran estabilidad a su empresa.

En julio y septiembre de 1790 se dirige al virrey conde de Revillagigedo solicitando le sea adquirida la cal que producía en su rancho, alegando que era su única fuente de manutención.  En ambas ocasiones, los ingenieros encargados de las obras del Rey se negaron a recibir la cal por no ser necesarias, ya que según ellos contaban con la suficiente.

En 1796, Beatriz vuelve a dirigirse al virrey, en este caso al marqués de Branciforte, para que le sean tomadas la fanega de cal que pueda producir en su fábrica, el virrey lo aprobó pero las autoridades locales después de varios meses se lo negó con la misma justificación que en 1790.

Esto no impidió que le compraran cantidades menores como lo demuestra un recibo del 22 de abril de 1797, en donde Luis Rafan, sobrestante de las obras reales, pagó a Domingo Josef Rubio 56 pesos y 2 reales por 150 fanegas de cal para la obra de composición de Casamata. La cal fue producida en la hacienda de Beatriz.

El 15 de octubre de 1794, Beatriz se dirige al virrey para solicitarle 12 indios mecos para su hacienda, exponiéndole que hacía días la tenía sin uso por escasear los trabajadores de campo. En esta ocasión le fueron negados, pero años antes había tenido otros que habían fallecido. No se sabe cuántos, ni cuantas veces le repartieron indios mecos, pero se tiene el dato que en 1781, su esposo había solicitado 6 indios.

En 1800, solicito se le concediera una asignación del Ramo de Vacantes Mayores y Menores, por encontrarse en las mayores necesidades. No le fue concedida.

Todo esto hace constar que esta última etapa de su vida como empresaria no le fue del todo bien y no escasearon los problemas, como el que tuvo con el ayuntamiento de la ciudad de Veracruz, que en su intento de mejorar las instalaciones que llevaban agua a la ciudad desde la laguna inmediata al rancho le ocasionó daños. En agosto de 1797, el rancho se inundó porque al construirse la presa sobre la laguna de Malibrán no se verificaron los niveles que alcanzaría el agua en temporada de lluvias. En marzo de 1798, Beatriz expuso al ayuntamiento los daños de la inundación, buscando le cubriera los daños y gastos que tuvo que hacer para desalojar el agua, buscar los animales que huyeron de su terreno. En los siguiente años, continuo con estos problemas.

En cuanto a su vida familiar en esta última etapa de su vida, poco se puede saber. La pareja vivió separada, no hubo divorcio. En 1795, Miguel murió siendo marido de Beatriz. El 28 de noviembre fue enterrado en el camposanto de la capilla del Santo Cristo del Buen Viaje. Nombro por herederos a sus hijos, y por supuesto, Beatriz quedo fuera de los beneficiarios.

Al dejar la casa de Miguel, no se sabe con certeza a donde se mudó pero es muy probable que viviera en la casa de la calle de la Amargura, que era de su propiedad. En 1790 las cartas las firma desde su rancho de Santa Bárbara, por lo que seguramente allí vivía. En 1796, residió en Xalapa, lugar en donde vivían dos hijas de su fallecido esposo, ¿Acaso hubo cierto acercamiento entre ellas? Parece que si, como lo demuestra el que en su testamento, al pedir que después que su heredera Josefa Malibrán falleciera, el remanente de su capital se distribuyera entre las mujeres necesitadas de su esposo fallecido, en caso que no hubiera parientas suyas en primero y segundo grado.

En esta etapa de su vida la religión también ocupó gran parte de su tiempo ya que era hermana profesa de la tercera orden de San Francisco, y pertenecía a 7 cofradías y archicofradías de la ciudad:  la Archicofradía del Santísimo Sacramento, la cofradía del Patriarca Señor San José, la cofradía del Santo Entierro de Cristo y Soledad de María, cita las tres en la iglesia parroquial; la Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario, la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, ambas en el convento de San Francisco; de la cofradía de la Pura y Limpia Concepción y de la cofradía de Nuestra Señora del Carmen en el convento de la Merced. No se sabe cuándo ingreso a cada una, es muy probable que en varias de ella haya entrado por influencia de su esposo Miguel Laso de la Vega, que igual perteneció a varias cofradias e incluso fue mayordomo.

Además de que toda su vida tuvo relación familiar y amistosa con la jerarquía eclesiástica: Los dos comisarios de la Santa Inquisición y curas beneficiados de la parroquia de la segunda mitad del siglo XVIII, fueron familiares: Miguel Francisco de Herrera era su tío, hermano de su madre (comisario de 1752 a 1777) y José María Laso de la Vega (comisario de 1777 a 1796ca) era su hijastro, hijo de su segundo esposo. El fray Agustín de Burgos, de la orden de San Agustín y notario de la inquisición, tenía parentesco con Beatriz, pero no sabe en que grado. Seguro que mantuvo amistad con varios sacerdotes, pero por el momento solo se puede comprobar la amistad y confianza con el presbítero Esteban Antonio de Burgos, teniente de cura en la capilla del Santo Cristo del Buen Viaje, que fue uno de sus albaceas y que por el apellido puede suponerse que era su pariente.

Beatriz falleció el 14 de septiembre de 1802 y fue enterrada al día siguiente en la entrada de la capilla del Santo Cristo del Buen Viaje.

*

(En proceso)

Referencias documentales y bibliográficas:

Archivo General de la Nación.

Archivo de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora digitalizado en www.familysearch.org

Margarita de la Cruz del Ángel, et al., Catalogo de documentos coloniales 1608-1810, México : Archivo General de la Nación : Archivo Histórico de la Ciudad de Veracruz, 1993.

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Notas relacionadas:

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Biografía de Juan Malibrán (1710ca -1766)

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Documento de 1752 con el que se hace constar que vivía en la Nueva Veracruz y no en la ciudad de México.

Documento de 1752 con el que se hace constar que vivía en la Nueva Veracruz y no en la ciudad de México.

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Juan Malibran ciudadano francés y naturalizado español en 1758, vivió en la Nueva Veracruz desde 1745 a 1766, año en que murió. Su apellido es conocido hasta la actualidad por la leyenda de la Condesa de Malibrán y físicamente en la ciudad llevan este nombre una laguna, un mercado y una calle. Juan tuvo varios hijos pero el apellido no se perpetuo en la actual ciudad de Veracruz, sino en el estado de Tamaulipas. La calle es en donde estuvo la casa principal del rancho que en el siglo XVIII se conoció como Santa Bárbara y en el siglo XIX y XX , como Rancho o hacienda de Malibrán.

Desde el siglo XIX se le ha considerado con el título de “Conde” lo que es falso y se puede comprobar con el cuadro genealógico que proviene de una familia de comerciantes. Así mismo, se le ha considerado como esposo de Beatriz del Real, igualmente falso, ya que él fue esposo de la hermana de Beatriz: María Magdalena.

*

Datos biográficos.

Juan Malibrán y Bosques nació a principios del siglo XVIII, posiblemente, alrededor de 1710,  en la ciudad de Pézenas, perteneciente a la diócesis de Agne, ubicada al sur de Francia y cerca de la frontera con España. Sus padres fueron Jean Antoine Malibran (nació en 1680) y Jeanne Bosc (o Bosque) quienes se casaron el 1 de marzo de 1707 y cuando menos, tuvo un hermano: Antoine.

En algún momento, Juan castellanizó su nombre, ya que el original era: Jean Malibran. En los documentos de la década de 1750, hizo lo propio como los de sus padres y hermano, quedando como Antonio,  Juan Antonio Malibrán y Juana Bosques. ()

Siendo muy joven emigró a Cádiz, España, con sus tíos Michel y Jean Barthélemy quienes tuvieron en sociedad un negocio a partir de 1728. Hacia 1739, el giro de su negocio era la mercería: algodones, sedas, guantes, delantales, botones, flores artificiales, etc. La unión de sus tíos se disolvió pero los negocios de la familia Malibrán en Cádiz continúo por todo el siglo XVIII. En 1747, Antoine Malibran y Bosques,  hermano de Juan, laboraba con su tío Jean-Barthélemy. ()

Juan Malibrán y Bosques se estableció en la Nueva Veracruz en 1745, para ese momento, Juan tendría alrededor de 35 años. Es muy probable, mantuviera el mismo giro comercial que sus tíos en Cádiz.

A partir de 1751, su estancia en la nueva España peligró debido a una cédula real emitida el 6 de marzo de 1750, en donde el rey pidió al virrey “…se observaran y cumplieran puntualmente las leyes dispuestas por el título 27. libro 9. de la Recopilación de las leyes de Indias sobre prohibir el pase y residencia de los extranjeros en el virreinato,…” () El nombre de Juan apareció en la lista de extranjeros  del 2 de septiembre de 1751, como:

“José Malibron, con tienda calle Santo Domingo, cajero francés.” ()

Evidentemente hay un error con el nombre, pero no se puede determinar si así está en la lista original o se hizo mal la transcripción.

Llama la atención que el Consulado de México lo tenía registrado con tienda en esa ciudad, sin embargo, en 1757 el declaró que residía en la Nueva Veracruz desde 1745, posiblemente haya sido temporal su estancia en México.

El arresto no se llevó a cabo por no localizarlo. Pidió ayuda a su hermano de Cádiz quien  preparo una serie de documentos con vista a obtener su naturalización. En agosto de 1754, se presentó la solicitud ante el Oidor Domingo Valcárcel quien resolvió favorablemente y mando el expediente al Consejo de Indias para su consideración, dio a Malibrán 2 años para obtener su carta de naturalización del Consejo, mientras tanto, ordeno que no se le molestare. El Consejo rechazó darle la Carta y ante nueva solicitud, se le volvió a negar por no estar casado.  Malibrán pidió tiempo para casarse, lo que es nuevamente rechazado. El 25 de junio de 1757, se casó y por cuarta ocasión pide su naturalización. Finalmente y después de 7 años, en octubre de 1758 de emite la real provisión que lo acredita como español.

Juan Malibrán se casó con María Magdalena del Real, española pero natural de la Nueva Veracruz, hija del capitán Gonzalo del Real, que ya era difunto, y Anna de Herrera. Magdalena era hermana de Beatriz del Real y sobrina del cura beneficiado de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora y Comisario de la Inquisición, Miguel Francisco de Herrera. Uno de los testigos de la boda fue Lorenzo de Arrinda, esposo de Beatriz.

En su matrimonio tuvieron 5 hijos: María Josepha Catharina (bautizada el 3 de mayo de 1758), Manuel María (b. el 20 de mayo de 1760), María Magdalena Josepha (b. el 4 de febrero de 1762), María del Carmen Anselma (b. el 22 de abril de 1764) y Juan Ignacio María (b. el 1 de agosto de 1765).

Era común que muchos recién nacidos fueran entregados a diversas familias para su crianza. No se especifica quienes hacían la entrega, pero seguramente la mayor parte se haría por petición de las madres, por haber sido procreados fuera del matrimonio o por extrema pobreza, denominándolos “expositos” o “expuestos”. La familia Malibrán Real no fue la excepción, el 29 de enero de 1760, se bautizó a una niña expuesta en su casa. La madrina fue Ana del Real.

La actividad comercial le generó utilidades que invirtió en propiedades. En 1754 presento pruebas de que poseía bienes raíces. En 1761, compró el rancho Santa Bárbara al bachiller Antonio Berdeja y el 14 de mayo de 1764 tomó posesión de él. Otra propiedad que se conoce poseía Juan, era la casa de la calle de la Amargura, que se la había comprado a Vicente Paredo, guarda de la Real Contaduría, Grúa y Contratación. Seguramente, tenía otros bienes pero por ahora, no se pueden especificar su valor o especificaciones.

Juan Malibrán falleció a principios del año 1766, y aunque su familia había crecido de manera constante y ya tenía 5 hijos, parece que sus negocios no habían sido tan fructíferos.  No se sabe con certeza el monto de sus deudas y el origen de ellas, pero rebasaban el valor de sus propiedades.

El 14 de febrero de 1766, los acreedores iniciaron el inventario y posterior remate de sus bienes que no alcanzaron a cubrir todas las deudas. El rancho Santa Bárbara no se vendió en esa ocasión, sino hasta febrero de 1768 a Beatriz del Real, cuñada de Juan Malibrán, en 10 mil pesos a pagar en 3 años. La casa de la calle de la Amargura, se puso en remate el 10 de marzo de 1767, adquiriéndola Luis de Astudillo, pero ya en 1771 la poseía Beatriz.

Viuda y sin propiedades, María Magdalena es apoyada por su hermana Beatriz. En 1771, le tenía asignados varios esclavos que trabajaban por jornal, también le pagaba la renta de la casa donde vivía y a partir de 1774, vivió en la pequeña casa que construyó Beatriz en la calle de la Condesa (hoy, Esteban Morales). Sobrevivió a su esposo por más 12 años, falleciendo en 1778. Su entierro fue el 14 de diciembre en la capilla del Patriarca San José de la iglesia parroquial.

Los hijos más pequeños murieron antes que ella: María del Carmen se enterró el 20 de marzo de 1771 y de Ignacio no se sabe la fecha.

María Josepha, llego a la edad adulta pero aún en 1802 no se casaba.

María Magdalena se casó con Patricio Fernández en 1780, y tuvieron cuando menos a 6 hijos: Patricio María Sotero Ramón Vicente (1781), Jacinto Josef Andrés (1782), María Josefa Clemencia (1784), Patricio María Damaso (1785), y José María Teofilo (1788), que nacieron en la Nueva Veracruz y María Merced que nació en Orizaba. María Magdalena murió alrededor de 1809.

Manuel hizo carrera militar, primero como cadete en el Regimiento de Dragones de México entre 1782 y 1785, después como alférez segundo de la 2a compañía volante de la Colonia del Nuevo Santander (hoy, estado de Tamaulipas, parte de Nuevo León y sur de Texas) entre 1785 y 1788, año en que solicitó su baja por resultar herido en un enfrentamiento con “indios barbaros”. Se le concedió a partir del 1 de enero de 1789, gozando de fuero militar y derecho a usar el uniforme, pero sin sueldo. Se asentó en Villa Escandón (Cd. Xicotencatl, Tamaulipas), en donde aún hay descendientes que llevan el apellido Malibrán.

*

(en proceso)

Referencias documentales y bibliográficas:

Archivo General de la Nación.

Jahier, Hugues. – L’horlogerie genevoise dans la Cadix de l’âge d’or: la clientèle Dufalga / Hugues Jahier. – In: Genava, 52, 2004, p. 119–132.

Nunn, Charles F., Foreign Immigrants in Early Bourbon Mexico, 1700-1760, Cambridge: Cambridge University Press, 2003, pp. 99-101.

Pedro Pérez Herrero, “Actitudes del Consulado de México ante las reformas comerciales borbónicas (1718-1765)”, en Revista de Indias, Sevilla, núm. 171, enero-junio, 1983, pp. 172-173.

Cuadro genealógico de Juan Malibrán (Jean Malibran)

Cuadro genealógico de Juan Malibrán (Jean Malibran)

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Notas relacionadas:

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1876: Pormenores de un incendio en Cosamaloapan.

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El 6 de mayo de 1876, se incendió la despepitadora de algodón de Próspero Ferat, que estaba entre las calles de Hidalgo, Ocampo, Morelos y el callejón de la Maquina.

En dos periódicos de la ciudad de México se publicaron reseñas del incendio. A continuación se transcribe lo que dio a conocer el diario “El Correo del Comercio” el 19 de mayo.

Se respetó la ortografía del texto original.

*

Pormenores de un incendio en Cosamaloapam.

Dice un periodico de la Heróica:

“De una carta de un amigo nuestro ha recibido de dicho punto y que ha tenido la bondad de enseñarnos, extractamos con su permiso lo siguiente:

“Como a las doce y media del dia 6, la campana mayor de la Parroquia de esta población tocaba a fuego. El toque referido acudió la mayor parte del vecindario al lugar del incendio que era la casa del ciudadano Próspero Ferat, situada en la calle Principal, y en la cual existe una máquina de vapor que despepita algodon.

“A la actividad nunca desmentida del pueblo para acudir con su auxilio en los momentos de tales desastres, se debe el que no haya desaparecido completamente la parte de la población que queda al Norte de la casa incendiada, cuyas llamas arrojaba sobre los adyacentes el viento sur que en aquellos momentos soplaba con fuerza y sin interrupcion, lográndose, merced á inauditos esfuerzos, cortar el incendio como á las 3 de la tarde, aunque á costa de cuatro hombres heridos, dos de alguna gravedad y dos levemente y algunos accidentados de cansancio, resultado del mal que les ocasionaba el inmenso calor del sol y del fuego en medio del frente sur que corria.

“Aunque se salvó mucha parte del algodon que habia allí depositado, se quemaron siempre como cuarenta quintales de dicho téxtil. Tambien fueron presa de las llamas los dos cajones de despepitar, todo el maderámen de la maquinaria y una gran parte del edificio que fué preciso echar abajo para cortar el incendio, calculándose la pérdida total en seis ó siete mil pesos.

“No he podido averiguar la causa del siniestro, aunque se cree generalmente que ha sido obra de la casualidad.

“Cediendo á un sentimiento de justicia, debo consignar aquí, que uno de los primeros que llegó al lugar del incendio fué el jefe político y comandante militar C. Marcelo Leon con alguna fuerza de las que existen en esta cabecera, despues de haber situado en lugares convenientes otra parte á fin de evitar una sorpresa.

“Tanto el jefe político, como el vecindario se han portado de una manera admirable.”

Fuente de texto: El Correo del Comercio, México, 19 de mayo de 1876, p. 2

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Notas relacionadas:

1876: Incendio en despepitadora de Cosamaloapan.

Cosamaloapan y la Cuenca del Papaloapan. (Resumen)



1a. Serie: Fotos del Parque Zamora (1915-1939)

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El 7 de septiembre de 1915, en el periódico El Pueblo se publicó esta imagen del Proyecto del Parque Zamora con la silueta sobrepuesta del patio Plaza de Toros que se planeaba demoler. Esta borrosa la foto pero se logran ver la distribución de los andadores, la glorieta central y otras cuatro pequeñas. A una de ellas se movió el monumento del coronel Manuel Gutíerrez Zamora.

El 7 de septiembre de 1915, en el periódico El Pueblo se publicó esta imagen del Proyecto del Parque Zamora con la silueta sobrepuesta del patio Plaza de Toros que se planeaba demoler. Esta borrosa la foto pero se logran ver la distribución de los andadores, la glorieta central y otras cuatro pequeñas. A una de ellas se movió el monumento del coronel Manuel Gutíerrez Zamora.

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El parque Zamora se empezó a construir en 1915, sobre el terreno de la antigua Alameda y el patio Plaza de Toros. El nuevo diseño era de planta cuadrangular con una serie de andadores concentricos y perimetrales, con una glorieta al centro y otras cuatro pequeñas en medio de los andadores, a una de estas se desplazó el monumento del coronel Manuel Gutíerrez Zamora que antes ocupaba el centro de la Alameda.

Este diseño se conservo hasta 1939, cuando se prolongó sobre el parque la avenida Salvdor Díaz Mirón y se construyó sobre la esquina de la av. Prim y la calle Rayón una gran glorieta.

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Parque Zamora pocos años después de haberse formado sobre la antigua Alameda, de la aún quedaban algunas palmeras. El monumento del coronel Manuel Gutiérrez Zamora, ya en su nueva ubicación, con el frente hacia la av. La Libertad (hoy, Diaz Mirón). Al fondo, a la izquierda, se ve el Cuartel y a la derecha, la escuela Josefa Ortiz de Dominguez. La postal fue utilizada en 1920.

Parque Zamora pocos años después de haberse formado sobre la antigua Alameda, de la aún quedaban algunas palmeras. El monumento del coronel Manuel Gutiérrez Zamora, ya en su nueva ubicación, con el frente hacia la av. La Libertad (hoy, Diaz Mirón). Al fondo, a la izquierda, se ve el Cuartel y a la derecha, la escuela Josefa Ortiz de Dominguez. La postal fue utilizada en 1920.

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Alrededor de 1924, el parque se utilizó provisionalmente para mercado, mientras se construía el mercado Hidalgo. Al fondo, de izq. a der., están los edificios que quedaron del antiguo cuartel militar, ya convertido una parte como Palacio Federal. Foto compartida en facebook por: Ruben Rodríguez González.

Alrededor de 1924, el parque se utilizó provisionalmente para mercado, mientras se construía el mercado Hidalgo. Al fondo, de izq. a der., están los edificios que quedaron del antiguo cuartel militar, ya convertido una parte como Palacio Federal. Foto compartida en facebook por: Ruben Rodríguez González.

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Detalle de uno de los puestos provisionales colocados sobre el Parque Zamora, mientras se construía el mercado Hidalgo, alrededor de 1924.

Detalle de uno de los puestos provisionales colocados sobre el Parque Zamora, mientras se construía el mercado Hidalgo, alrededor de 1924.

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Otra fotografía de alrededor de 1924, cuando era ocupado por locales comerciales, pero esta parte estaba libre, solo a la izquierda se alcanzan a ver unas mesas. La esquina del parque se ve es la que esta frente a la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje, calle Doblado y av. Prim. Al fondo, el parque Juarez, y entre las palmeras, el monumento de Benito Juárez; A la izquierda, el Salón de Variedades.

Otra fotografía de alrededor de 1924, cuando era ocupado por locales comerciales, pero esta parte estaba libre, solo a la izquierda se alcanzan a ver unas mesas. La esquina del parque se ve es la que esta frente a la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje, calle Doblado y av. Prim. Al fondo, el parque Juárez, y entre las palmeras, el monumento de Benito Juárez; A la izquierda, el Salón de Variedades.

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Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje vista desde al Parque Zamora, a principios de la década de 1920. Foto compartida en facebook por Patricia Castro.

Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje vista desde al Parque Zamora, a principios de la década de 1920. Foto compartida en facebook por Patricia Castro.

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Parque Zamora a mediados de la década de 1920. Al fondo la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

Parque Zamora a mediados de la década de 1920. Al fondo la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

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Gasolinera de la Huasteca Petroleum Company en el Parque Zamora. Fotografía de Joaquín Santamaría.

Gasolinera de la Huasteca Petroleum Company en el Parque Zamora. Alrededor de 1928. Fotografía de Joaquín Santamaría.

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Parque Zamora y la av. 5 de Mayo, alrededor de 1930 o finales de la década de 1920. En primer plano, uno de los varios kioscos que se levantaron alrededor del parque. Fotografía compartida por Ricardo Cañas vía facebook.

Parque Zamora y la av. 5 de Mayo, alrededor de 1930 o finales de la década de 1920. En primer plano, uno de los varios kioscos que se levantaron alrededor del parque. Fotografía compartida por Ricardo Cañas vía facebook.

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Monumento del coronel Manuel Gutíerrez Zamora, a principios de la década de 1930. Al fondo, entre los árboles, se alcanza a ver la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

Monumento del coronel Manuel Gutíerrez Zamora, a principios de la década de 1930. Al fondo, entre los árboles, se alcanza a ver la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

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Parque Zamora y la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje vistos desde la av. Prim, alrededor de 1930.

Parque Zamora y la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje vistos desde la av. Prim, alrededor de 1930.

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La calle Hernán Cortés vista desde el parque Zamora, a principios de la década de 1930.

La calle Hernán Cortés vista desde el parque Zamora, a principios de la década de 1930.

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Monumento del coronel Manuel Gutíerrez Zamora, en el parque del mismo nombre, a principios de la década de 1930. Autor probable de la foto: Manuel Bada.

Monumento del coronel Manuel Gutíerrez Zamora, en el parque del mismo nombre, a principios de la década de 1930. Autor probable de la foto: Manuel Bada.

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Parte central del Parque Zamora en la década de 1930. Autor de foto: Manuel Bada.

Parte central del Parque Zamora en la década de 1930. Autor de foto: Manuel Bada.

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Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje vista desde el Parque Zamora, posiblemente, a mediados de la década de 1930.

Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje vista desde el Parque Zamora, posiblemente, a mediados de la década de 1930.

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Andadores del Parque Zamora en la década de 1930, cerca del lado de la calle Doblado.

Andadores del Parque Zamora, posiblemente en la segunda mitad de la década de 1930, cerca de la calle M. Doblado.

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Fotografía aérea del parque Zamora y sus alrededores en 1932. Al centro del parque no observa el monumento de Manuel Gutiérrez Zamora, apenas se alcanza a ver una pequeña manche circular ¿Sera una fuente? ¿Donde estaba el monumento?. Foto: Fundación ICA.

Fotografía aérea del parque Zamora y sus alrededores en 1932. Foto: Fundación ICA.

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Notas relacionadas:

3a. Serie de imágenes de la alameda de Veracruz (1892-1915)

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Cientos de fotos antiguas de la ciudad de Veracruz en:

Fotografías históricas de Veracruz (Resumen)

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1786: Carta de Beatriz del Real a su marido.

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Fragmento de la carta que Beatriz del Real dirigió a su marido Miguel Laso de la Vega a principios de 1786.

Fragmento de la carta que Beatriz del Real dirigió a su marido Miguel Laso de la Vega a principios de 1786.

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Carta de Beatriz del Real que escribió a su marido Miguel Laso de la Vega a principios de 1796, estando en la ciudad de México.

En el siglo XIX y XX, a Beatriz del Real el “vulgo ignorante” la sentenció en el “tribunal de la impiedad” (retomando sus palabras) como la cruel y casquivana “Condesa de Malibrán”, una persona muy diferente a lo que refleja esta carta.

Importante documento dentro de la leyenda que permite conocer a la mujer que se defiende ante lo que consideraba injusto, pero sobre todo a la esposa que expone el afecto a su esposo y dispuesta a regresar a su lado.

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Laso: esta ciudad se halla amenasada de una general epidemia, según las enfermedades, y muertes que se están viendo. Yo acavo de salir a nueva vida, que asi puedo llamarla por el riesgo en que estuve de perecer. Temo la recaida, y quiero poner los medios para libertarme en quanto deja lo posible a las causas segundas. Esto supuesto, y que mi presencia no hace aquí falta para el seguimiento de mi justicia, he pensado retirarme, y para esto dar al mundo una nueva prueba de mi modo de obrar, contra las calumniosas especies que corren impunes en ofensa de mi conducta, y quiero principalmente cumplir con Dios, que es lo mas.

Nuestro litigio es puramente temporal. Nuestra desunión ha sido en apariencia y tu el causante. En ella no ha intervenido la Yglesia, como que no hemos tratado de divorcio. Con que estamos en el caso, de volver a unirnos, ó desunirnos para siempre según sea tu voluntad, en cuyo ultimo estremo seria preciso que promovieses las causas ante el Juez Eclesiastico, y oyesemos la sentencia, según los meritos, que cada uno alegase.

Es cierto que me vine, mas no sin tu licencia, como dire después, pero aun quando lo hubiera echo de mi propia voluntad, pude mui bien hacerlo: lo primero por que ya entonces me hallaba abandonada de ti, y perseguida de tus mal premeditadas ideas: y lo segundo por que siendo mi pleito contigo, era forzoso, en uso de mi derecho, venir a seguir mis defensas a un Tribunal Superior que me hubiera concedido la licencia, si tu me la hubieses negado. Pero no, no puede servirte esto de efugio para haver levantado el grito con tanto desentono para calumniarme de que hasta sin tu noticia me vine, dando lugar a que el vulgo ignorante sentencie contra mi en el Tribunal de la impiedad sin audiencia de la parte, que padece. Acuerdate de que si en algo me exedi, fue en sumisión a ti; que consulté mi viage con tu voluntad; y que aun con espíritu de desprecio me diste salvo conducto para venirme; y si lo negases por olvido, saldrá al encuentro, y te convencerá tu propia esquela, en que asi lo afirmaste, la qual existe en el Ylustrisimo Señor Obispo de Puebla, a quien le pasé a precaucion temiendo prudentemente que esos impíos rumores llegasen a los oídos de su Ylustrisima y obscureciesen el concepto, que le meresco. Con que por qualquiera parte, que lo tomes esta a mi favor la justicia: y mucho mas resplandece a vista de esta acción en que me sugeto a buscarte. Es verdad que tus cartas me lisongean de tu amor; y creido en que no será fingido, quiero acreditarte con las obras, no solo el que te correspondo, sinó el que te exedo, aunque nunca sea exeso lo que es cumplir con la Ley de Dios. Y asi dejo serrados los portillos por donde pueda entrar la cavilación a formar contrarias ideas a las licitas, que me encaminan amorosa a buscar tu compañía.

En mi auçencia menos puedes fundar legitima causa que te sirva de efugio para evadirte de la reunión, pues mi honor, y mi temor a Dios han sabido conservar mi amor a tu persona, y mi fidelidad al talamo, como lo he guardado en tantos años de matrimonio conforme a los sentimientos de Religion, y de pundonor, que me inspiran.

Si tu quieres, supuestas estas notorias evidencias, que vivamos juntos con inseparable unión, estoi pronta a que por mi no falte, pues esto no impide el que cada uno defienda su derecho hasta que las Leyes decidan; y ninguno deberá quejarse de quanto el Papel hable para que cada uno exponga su justicia, y aclare su verdad, contestándose, y rebatiéndose mutuamente en las alegaciones, que precisamente hemos de dejar en manos de los Profesores del Derecho, que respectivamente se han elegido.

Si te conformas con esta nuestra unión con que te convido, ha de ser con la calidad, indispensable de que has de mantener, no con las faltas, que hasta aquí he sufrido, sino con respeto a tu calidad, y posibles; y conforme a mi merito, y circunstancias: no siendo yo tan imprudente, que dege de hacerme cargo de lo que el tiempo y sus mutaciones permiten a las facultades: ni faltar a la concideracion, y disimulo en aquellos defectos, que lo permitan.

Si asi te entregas a la condescendencia, podras desde luego disponer nuestra habitación, donde ire gustosa a buscarte, sin tardar mas de lo preciso a esperar tu resolución expresa, y categorica para ponerme en camino, y sin que atribuyas esta determinación mia a los propios temores que al principio dejo manifestados, pues estos procuraría evitarlos en Xalapa, u otras partes de mejores temperamentos: a más de que, aun quando no condesciendas, no me extraviaré a otra parte; pues de todos modos, he de volverme a Veracruz por el mismo camino, que me vine.

Si desprecias la paz, y unión conyugal con que te brindo, no estrañaras, que en tal extremo tome a mi cargo mi propia habitación, y tu serás el responsable a Dios, y al mundo de los escándalos, y demás cargos a que tu misma indocilidad se haga merecedora, supuesto, que yo cumplo con mi honor, con mi amor, y con mi conciencia en dejar en manos de tu voluntad la mia, para cuya justificación, me servirá de comprobante esta carta original, que a ti mismo te acuse, y su copia que conservándola, me salve a mi, como un publico testimonio de mi sumisión a quanto me obliga en el fuero interno, sin perjuicio de mis derechos, que la Leyes Divinas, y humanas me permiten defender.

Que sea indispensable me asistas, y alimentes, lo exige tu propia obligación, quando no, tu honor; pues mientras la Yglesia no nos separe por sentencia justa, existe el matrimonio en su fuerza, y en mi el derecho a tu misma obligación de mantenerme, que perderia, si de ti huyese, y me abandonase a una contumaz resistencia contra la razón, y justicia, que constituye el bien común con que mi amor se ligo a ti.

Resuelve pues, quanto te dicte tu voluntad, haciéndola compatible con tu propio honor, con la razón, y conciencia, mientras pide a Dios por tu vida, y felicidades tu amante, y fiel esposa.

Beatriz del Real.

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1786: 2a. Carta de Beatriz del Real a su marido.

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Fragmento de la carta que escribió Beatriz del Real a su esposo Miguel Laso de la Vega a principios de 1786.

Fragmento de la carta que escribió Beatriz del Real a su esposo Miguel Laso de la Vega a principios de 1786.

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Segunda carta localizada de Beatriz del Real que escribió a su marido Miguel Laso de la Vega a principios de 1796, estando en la ciudad de México.

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Laso: es escusado el que nos cansemos en disputas por contestaciones, quando ni a ti te hacen fuerza mis razones por mas solidas que las veas, ni a mi me satisface lo que he visto, toco, y experimento de obras contrario a las palabras: y asi remitamanos al tiempo, y obre la justicia esperando en Dios que dé, a quien la tenga. Aquí acavaria; pero por decir algo, te dire, que tus leyes distan mucho de las de Dios, y de gentes. Y pues no es del dia tratar de esto, ni nosotros hemos de juzgar, sino los tribunales superiores, esperemos a que lo egecuten.

Me admira vengas diciendo, que no convine contigo los gastos de mi venida, y estada aquí. Cierto que es buena frescura, y mejor, persuadirse de que puedo recibir esta dealada de miel, fabricada sin duda en el panal de aparente dulzura preparado por tu hijo para hacerme tragar la hiel. Pero aunque mas se santifiquen Padre, e hijo en solo sus labios, ya mi sinceridad está sobre los estribos de la desconfianza, que me ha despertado la misma experiencia. Solo el hecho de dejarme hai morir de necesidad con resistente inhumanidad a entregarme lo necesario para mantenerme, y litigar, aun con ser de mis propios bienes, basta para confundirte a ti, y tus hijos en los Tribunales de la tierra, y mas en el de Dios, á donde emplaso a tdos, y á donde no se oculta ninguna máxima del corazón humano, por mas que en los Pulpitos se ostente pureza, y rectitud de intención. Y pregunto ? Qual es la tuya, de tu hijo el cura en la ridícula cuenta de Juan de las Viñas, mas para rayar las tripas, que para darte el nombre de gracioso con que la figuraste? Pero esa cuenta asi como tu la pintaste, este regio Tribunal la liquidará, mal que te pese, y a quien te dirigem y juzgará, si es justo dar a cada uno lo que es suyo como fundamento sobre que estriban la justicia de Dios, y los preceptos de las Leyes. Nada me acobardan las omisiones de los juicios si al fin ha de resplandecer la justicia. Padecere mientras tanto las indispensables formalidades jurídicas; y si al ultimo quedase la verdad envuelta en tinieblas, apelaré al juicio de Dios, emplazándote, y a quantos lisongean tus intenciones.

Vive en horabuena con tus hijos, y nietos, como has vivido siempre. Abandona tu propia carne, que es tu esposa, y desprecia los avisos de tu corazón, que algún dia te reconvendrá mi amor a tu persona, mi didelidad al talamo, mi temor a Dios, y demás con que he procurado cumplir las leyes conjugales. Te reconvendre también con los ultrajes, que me has hecho sufrir en el curso de un litigio a que tu mismo diste lugar abusando de mi senceridad y paciencia, poniéndome en el estremo de salir al teatro del foro en justa defensa de mis legitimos derechos, y en precausion del temor de verme expuesta a mendigar de puerta en puerta después de tus días. Si tu fueras solo, yo prescindiría de todo, y me sacrificaría gustosa por ti; pero veo en tu pecho oculta la pasión por tus hijos, y abandonado el amor de tu esposa, que devias preferir a todo, y por lo mismo devo ponerme en salvo, guiada ya de los desengaños.

Lo demás que contienen tus cartas son chinchorrerias de dijo me dijo, sin mas substancia de la que le quiere dar la criminalidad en el animo. Y asi concluyo encomendándote a Dios, y remitiendo nuestra causa a su soberano juzgado, mientras en los de la tierra nos deciden las Leyes, ó la fortuna.

Esta te dese tu mas fiel esposa.

Beatriz del Real

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Fuente de documento: Archivo General de la Nación, Civil, vol. 461, exp. 1, fs. 124-125v

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Notas relacionadas:

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1786: 3a. Carta de Beatriz del Real a su marido.

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Fragmento de la carta de Beatriz del Real.

Fragmento de la carta de Beatriz del Real.

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Tercera carta localizada de Beatriz del Real que escribió a su marido Miguel Laso de la Vega el 17 de marzo de 1796, desde la ciudad de Puebla.

Beatriz ya iba de regreso hacia la ciudad de la Nueva Veracruz, después que la Audiencia Real había declarado nulo todo el proceso que se había llevado a cabo en 1785, ordenando en primera instancia que se  tratara de unir a la pareja y que se reiniciara el proceso.

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Laso: el espitiru de reunión, que contienen mis cartas, tan lejos está de distar mucho de la paz; que antes bien se identifica con ella, y el pensar lo contrario es una prueba nada equiboca de que la reusas. Yo sobre tu conducta en Megico, nada informé, ni presenté un solo escrito: la Soberania de su Alteza por los mismos autos de esa ciudad determinó lo que sabrás calificando mi justicia en los intereses; y esto si que dista mucho de la separacion, y de darte motivo justo para ella. Sino quieres decirme la causa, en el tribunal lo harás, y se resolverá en mi audiencia si te conviene, o no vivir sin mi siendo tu mujer legitima, y no habiendo causa justa para divorcio: mas como a mi me conviene aunque te importunes hacer visibles las políticas solicitudes con que para obiar ruidosos litigios procuro evitarlos, y como cristiana reunirme por medios suaves, amorosos, y dóciles por mas que le pese al decoro mujeril, pues antes soy cristiana, que litiganta: te vuelvo a repetir esta carta, diciéndote, que estoy pronta á recivirte en mis brazos con la mayor ternura, y á cumplir con lo mandado por la Real audiencia: tu saves, si puedes, ó deves en tales circunstancias responderme.= Celebro tu buena salud que me participas, y agradeciéndote la que deseas mantenga en esta ciudad, pido a Dios nuestro señor te felicite muchos años.= Tu esposa Beatriz, Puebla 17 de marzo de 86.

Beatriz del Real.

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Fuente de documento: Archivo General de la Nación, Civil, vol. 461, exp. 1, fs. 126-126v

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3a. Serie: Fotos del Parque Zamora en Veracruz (1950s)

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Panorámica de la glorieta del parque Zamora, esta fotografía fue tomada entre 1949 (se tomó desde el cine Reforma, inaugurado en enero de 1949) y el 5 de mayo de 1950 (fecha que marca el matasellos).

Panorámica de la glorieta y parte del parque Zamora, esta fotografía fue tomada entre 1949 (por estar hecha desde el cine Reforma, inaugurado en enero de 1949) y el 5 de mayo de 1950 (fecha que marca el matasellos).

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La mayor parte de la década de 1950 el parque conservó el mismo diseño dado en 1939, solo cambió la vegetación y sobre todo las plantas de ornato.

En está serie de fotos se intentó ponerlas en orden cronológico, pero al desconocer las fechas en que fueron tomadas para ubicarlas en el tiempo se tuvo que recurrir en unas imágenes a la fecha del matasellos pero principalmente fue por comparación con las otras fotos.

Panorámica de la glorieta y el parque Zamora, con las avenidas que confluyen a él: Gral. Prim, 20 de Noviembre y Díaz Mirón. El año de la foto ronda el año de 1950 y fue tomada desde el Edificio Pazos. Fuente de foto: Colección José Pérez de León.

Panorámica de la glorieta y el parque Zamora, con las avenidas que confluyen a él: Gral. Prim, 20 de Noviembre y Díaz Mirón. El año de la foto ronda el año de 1950 y fue tomada desde el Edificio Pazos. Fuente de foto: Colección José Pérez de León.

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Panorámica tomada alrededor de 1950. En primer plano se alzanza a ver parte de la glorieta. En el parque, se ven los locales de las neverias: El Yucatán (der) y Alaska (der), cobre la calle Rayón, estaba recién construido el cine Reforma.

Panorámica tomada alrededor de 1950 desde el Cine Díaz Mirón. En primer plano se alcanza a ver parte de la glorieta. En el parque,están los locales de las neverías: El Yucatán (der.) y Alaska (izq.), sobre la calle Rayón, estaba el recién construido el cine Reforma.

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Fotografía tomada alrededor de 1951.

Fotografía tomada alrededor de 1951.

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Fotografía de la prolongación de la av. Gral. Prim, a un lado del parque Zamora, al fondo la av. Independencia. La foto es de alrededor de 1952 y fue tomada desde la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje. En la parte inferior, se ve la puesto llamado "La Siberia" (si no me equivoco). Todavía no se había demolido la antigua escuela Josefa Ortiz de Domínguez (antes, La Merced). Los edificios que destacan son de izq. a der. son el Edificio Virginia construido en 1949, el Edificio Pazos, y el cine Díaz Mirón inaugurado en 1939.

Fotografía de la prolongación de la av. Gral. Prim, a un lado del parque Zamora, al fondo la av. Independencia. La foto es de alrededor de 1952 y fue tomada desde la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje. En la parte inferior, se ve la puesto llamado “La Siberia” (si no me equivoco). Todavía no se había demolido la antigua escuela Josefa Ortiz de Domínguez (antes, La Merced). Los edificios que destacan son de izq. a der. son el Edificio Virginia construido en 1949, el Edificio Pazos, y el cine Díaz Mirón inaugurado en 1939.

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Panorámica de la glorieta y parte del parque Zamora en 1952, vista desdes el edificio Pazos. El elemento que permite determinar el año es la mampara con propaganda política a favor de Adolfo Ruiz Cortines en la glorieta.

Panorámica de la glorieta y parte del parque Zamora en 1952, vista desde el edificio Pazos. El elemento que permite determinar el año es la mampara con propaganda política a favor de Adolfo Ruiz Cortines en la glorieta.

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Panorámica de una parte del parque Zamora en 1952, viendolo desde el Cine Díaz Mirón.

Panorámica de una parte del parque Zamora en 1952, viendolo desde el Cine Díaz Mirón.

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Panorámica de una parte del parque Zamora y la avenida Gral. Prim. en 1952. En foto fue hecha el mismo día que la anterior foto.

Panorámica de una parte del parque Zamora y la avenida Gral. Prim. en 1952. En foto fue hecha el mismo día que la anterior foto.

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El tranvía núm 19 pasando frente al Cine Reforma en 1953. A la derecha, se ve parte de la Arena Veracruz, en su sitio original.

El tranvía núm 19 pasando frente al Cine Reforma en 1953. A la derecha, se ve parte de la Arena Veracruz, en su sitio original; y al fondo el edificio Virginia.

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Fotografia tomada alrededor de 1953, en ese entonces toda esta parte del parque era la prolongación de la av. Díaz Mirón, pero poco después se recuperó y volvio a ser parte del Parque Zamora.

Fotografía tomada alrededor de 1953, en ese entonces toda esta parte del parque era la prolongación de la av. Díaz Mirón, pero poco después se recuperó y volvió a ser parte del Parque Zamora.

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Tranvía de la ruta Villa del Mar por Bravo en julio de 1954. Va circulando frente al parque Zamoma, por el lado de la av. Prim. Al fondo, la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

Tranvía de la ruta Villa del Mar por Bravo en julio de 1954. Va circulando frente al parque Zamoma, por el lado de la av. Prim. Al fondo, la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

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Fotografía tomada alrededor de 1955.

Fotografía tomada alrededor de 1955.

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Fotografía tomada alrededor de 1955.

Fotografía tomada alrededor de 1955.

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Otra vista de la intersección de la av. Gral. Prim y la calle Rayón, a un lado del Parque Zamora, en los años 40s o principios de los 50s. En primer plano, la glorieta con un tanvía. A la izquierda el edificio del Cine Díaz Mirón y al fondo, a la derecha, la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

Otra vista de la intersección de la av. Gral. Prim y la calle Rayón, a un lado del Parque Zamora, en la segunda mitad de la década de 1950. En primer plano, la glorieta con un tranvía. A la izquierda el edificio del Cine Díaz Mirón y al fondo, a la derecha, la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje.

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Fotografía tomada en la segunda mitad de la década de 1950.

Fotografía tomada en la segunda mitad de la década de 1950.

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Notas relacionadas:

1a. Serie: Fotos del Parque Zamora en Veracruz (1915-1939)

2a. Serie: Fotos del Parque Zamora en Veracruz (1939-1949)

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Cientos de fotos antiguas de la ciudad de Veracruz en:

Fotografías históricas de Veracruz (Resumen)

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